21 de marzo de 2011

Incertidumbres del ataque aliado en Libia


Me llena de alegría y regocijo el hecho de comprobar que un dictador está siendo detenido, con sus propias armas, en su intento por perpetuarse en el poder. Más aún si el dictador de turno no tiene miramientos a la hora de aplastar militarmente a sus propios compatriotas, por la simple razón de exigirle democracia. La operación militar iniciada el sábado por la OTAN en Libia creo que es una excelente noticia para el mundo en general.

No obstante, la celeridad y contundencia de esta operación militar aliada, en la que participan inicialmente Francia, EE UU, Reino Unido y España, me genera no pocas incertidumbres cuando echo la vista atrás y veo lo que dicen las hemerotecas.

Para empezar resulta muy curiosa la actitud de Francia. En 2003, bajo el mandato de Chirac y Villepin, el país galo se negó a participar en la ofensiva contra el régimen de Saddam Hussein en Irak. Francia, aunque apoyó en el consejo de seguridad de la ONU la intervención aliada, después criticó duramente a los EE UU por su ataque sobre la dictadura iraquí. Junto con Alemania, fue el único gran país europeo que no participó en la ofensiva contra Hussein.

Sin embargo, el sábado los que empezaron a lanzar cohetes contra el ejército de Gadafi fueron los cazas galos. En realidad, es Francia la gran promotora de esa iniciativa militar para derrocar al dictador libio. Y eso a pesar de que Gadafi no había lanzado, antes del ataque aliado, ninguna amenaza contra Occidente, ni había coqueteado con la energía nuclear, como algunos otros sátrapas que siguen campando por sus respetos en sus países.

Similar comportamiento encontramos en el presidente español, Rodríguez Zapatero. El líder socialista llegó al poder en 2004 gracias a su férrea oposición a la participación de España en la alianza contra Saddam Hussein, bajo el mandato de José María Aznar. Zapatero, impulsor de la denominada Alianza de Civilizaciones –que no de civilizados- ahora no ha dudado en enviar a combatir a su ejército. El mismo que retirara de Irak el día que llegó al poder.

¿Cuál es la diferencia entre Irak y Libia?. Muy simple. En el caso francés la petrolera gala Total es la principal explotadora de los pozos petroleros libios. Evidentemente la guerra civil organizada en el país africano para expulsar a Gadafi, se podría prolongar durante mucho tiempo y el resultado podría no ser satisfactorio para los intereses franceses.

En el caso de Rodríguez Zapatero no creo que se trate únicamente de defender la relevante posición de Repsol YPF en Libia. Sobre todo en vista del escasísimo apoyo que el gobierno de Zapatero ha prestado a las multinacionales españolas, por ejemplo en el caso de Venezuela. Pero todo el mundo conoce la admiración del presidente español hacia el desinflado líder mesiánico Barak Obama.

Inconsistencias que se agravan cuando hace tan solo dos años el gobierno español organizó diversas misiones comerciales a Libia. Una de ellas encabezada por el mismísimo Juan Carlos de Borbón, a la sazón jefe de Estado de España. En todas ellas no faltaron los agasajos al mismo tirano que hoy combaten con fuego aéreo.

Aparte del curiosísimo caso de Zapatero o del bipolar comportamiento francés, lo que no llego a entender es por qué Libia está siendo “liberada” por las fuerzas occidentales aliadas y no lo fue, por ejemplo, Irán hace dos años. Tras el evidente fraude electoral protagonizado por Mahmud Ahmadineyad, miles de iraníes se echaron a la calle y fueron brutalmente reprimidos por el dictadorzuelo islamista.

Con más razón aún debió producirse al intervención internacional en aquella ocasión, a mi juicio, si consideramos que Irán lleva años desarrollando un programa nuclear. Amenaza que va mucho más allá de las bravuconerías del hoy acorralado Gadafi.

En cualquier caso, las incertidumbres ante lo que estamos viviendo son muchas. Sin ir más lejos la Liga Árabe ya está acusando a las fuerzas aliadas de “asesinar a civiles”. Hasta donde yo sé, nunca he visto que esta asociación se haya preocupado por los millones de civiles que viven bajo el yugo de las dictaduras de la mayoría de sus países miembros.