23 de enero de 2007

"Futbolizando" la politica

En ocasiones pienso que uno ya tiende a tener un prisma demasiado parcializado cuando percibe la realidad que le rodea. En mi caso concreto en la última semana una serie de acontecimientos me han parecido cortados por el mismo patrón, si bien han venido de diversas fuentes y por distintos medios.

Relatando a un amigo español residente en Costa Rica mi experiencia y opinión sobre la crisis de Air Madrid en un restaurante josefino y con familia de por medio, la conversación se truncó cuando mi interlocutor montó en cólera en vista de que yo culpaba al gobierno de parte de lo sucedido: -

- “¡Aquí los únicos culpables son los chorizos (sic) de Air Madrid, ellos son los que han cerrado”, aseveró mi amigo con los colores faciales encendidos, como nunca lo había visto.
- “Perdona, pero el gobierno les iba a retirar la licencia”, le contesté.
- “Eso son especulaciones, pero la realidad es que ellos cerraron”.
- “No, te equivocas, el director general de Aviación Civil en rueda de prensa el día del cierre de Air Madrid confirmó que al día siguiente les quitarían la licencia”, insistí.
- “La cuestión no es esa, el tema es que los de Air Madrid se han forrado y ahora se quiere culpar al gobierno”, rebatió mi amigo.
- “No creo que los de Air Madrid, a los cuales yo no defiendo en absoluto, se hayan forrado, pero de lo que yo me quejo es de que el Ministerio de Fomento ha tomado una decisión radical en un momento malísimo y sin tener alternativas”, tercié yo.
- “Es que en España siempre se culpa al gobierno de todo, como Rajoy que culpa a Zapatero de los atentados de ETA. Los sinvergüenzas y los asesinos son otros, no el gobierno”, enfatizó él.

En ese momento me di cuenta de que aquella conversación no tenía sentido alguno. Se mezclaban ya las “churras” con las “merinas” y de un acontecimiento del que yo soy afectado directo se pasaba a un asunto político general totalmente diferente, simplemente para justificar que todo lo que haga el gobierno de Rodríguez bien hecho está. En vista de que la comida se iba al garete, decidí callar ante los alegatos que continuaban saliendo por boca de mi interlocutor. Para cerrar la discusión, ahora entre mi esposa y mi amigo, decidí cambiar de tema no sin antes sentenciar:

- “No voy a pelearme contigo por esto, pero lo único que te voy a decir, antes de dar por terminada la conversación, es que si lo hubiese hecho el gobierno de Aznar, tú estarías ahora criticando enérgicamente la decisión”.

A lo que él contestó:

- “Y tú no protestarías si lo hubiese hecho el PP”, afirmó.

Ese fue el colmo y la aclaración absoluta de aquella discusión: tu defiendes tus colores y yo los míos. Para mi amigo yo no era un afectado de la crisis desatada en pleno mes de diciembre por Magdalena Alvarez, sino un “hooligan” del PP –nada más lejos de la realidad- criticando al gobierno por todo.
En estos días también hablé por “skype” con un amigo de España y salió el tema de la barbarie etarra del 30-D. Anuncié a este otro amigo que no me parecía correcta la decisión del PP de no acudir a la manifestación del sábado 13, lo cual no gustó nada a mi interlocutor:

- “¿Entonces qué tiene que hacer el PP, callarse y darle la razón a Zapatero?”, me preguntó indignado.
- “No se trata de darle la razón a nadie, sino de acudir a un acto contra el terrorismo y dejar claro que todos los demócratas estamos unidos contra ETA”, contesté.
- “Pues yo creo que ir a esa manifestación es apoyar a ZP y eso el PP no debe hacerlo nunca”.

Ante la contundencia del razonamiento poco me quedaba que añadir. Lo importante, por tanto, es dejar claro que “nunca” hay que apoyar al gobierno si no es de los “nuestros”.

Los otros dos incidentes fueron en este mundo de blogs y foros. El del seguidor de Jiménez Losantos que veía como una aberración decir que los asesinatos de ETA son aprovechados electoralmente por el PP –lo cual no significa, insisto, que en el PP estén deseando que mueran más personas-, pero no le molestó en absoluto que afirmase que “al PSOE el 11-M no le vino nada mal”, no lo voy a repetir. Aunque sí añadiré que, en ese mismo tema, otro seguidor de Losantos justificó la diferencia entre ambos casos.

El último ha sido este fin de semana en el blog de Justo Serna. En un artículo reproducido en Tercera Vía, Serna reprochaba duramente la comparación que se había lanzado desde El Mundo entre Hitler o Stalin y Rodríguez, a cuenta de la exclusión del debate de las propuestas anti-terroristas del PP. Entre los comentarios al artículo me llamó la atención el de un seguidor del presidente del gobierno que para enfatizar la postura de Serna afirmaba que en el PP aún no había logrado superar “el síndrome golpista”, entre otra lindezas que recalcaban que el PP era un partido nacido del franquismo. Curiosamente Serna, al que tanto molestó la comparativa de El Mundo, no reprochó nada a este comentarista que comparase a Rajoy con Franco.

Y así se va fraguando esta realidad futbolística en la que ha convertido la política española. Lo que más me choca es ver cómo los que se enconan en estas posiciones dignas de los hinchas del “deporte rey” son personas con una sólida formación, espíritu crítico y amplia capacidad de discernimiento. No hablamos aquí de esa masa enfurecida que acude los domingos a los estadios a proferir insultos al árbitro o a los jugadores del equipo contrario. Me refiero a personas con carrera universitaria y puestos de responsabilidad que son capaces de acudir al insulto con extrema facilidad ante un comentario desagradable hacia el partido votado.

En estos momentos no sé si la política se está convirtiendo en una suerte de “otro opio del pueblo”. De ese pueblo formado, educado, que no da cortes de manga en la grada, pero que se enciende si le mientan a su líder. Hay algo tremendamente preocupante y es que los equipos de fútbol sólo se dedican al deporte, pero los políticos tienen la capacidad de gobernar ciudades, regiones, países…Estaremos atentos al marcador que al final es lo que vale, ¿no les parece?.

16 de enero de 2007

Mas de lo mismo: vileza y mas vileza politica en España

Hoy hemos asistido a un acto más de este sainete vil y oscuro en el que se ha convertido la vida política -vértice principal de la democracia- en España. Nuestros políticos ya no tienen el más mínimo reparo en repetir la escena una y otra vez. Los dos principales partidos políticos de esa realidad plurinacional en la que se ha convertido España no ocultan, ni tan sólo disimulan, lo poco que les importan los ciudadanos, sus problemas, sus desvelos. Hoy nos han dejado muy claro que los suyo es la parroquia y los votos, sobre todo los votos.

A estas alturas del partido a nadie se le escapa que la mejor noticia para el PP sería que ETA asesinase mañana a alguien más. Como tampoco le vinieron nada mal -aún ayer nos lo recordó el ex-dirigente de IU López Garrido- al PSOE los 191 muertos del 11-M. Cuantos más muertos más votos y lo demás son zarandajas.

Hoy Rodríguez y Rajoy, los dos personajes más lamentables que ha conocido la democracia española, han escenificado en público lo mismo que hablaron en privado la semana pasada. Rodríguez, con el beneplácito de Rajoy, se ha convertido en un especialista en darle la vuelta a la tortilla. Gran parte del éxito lo podemos achacar a la maquinaria mediática que lo apoya, pero creo que el gran favorecedor de la estrategia anti-PP es el propio PP. El "Pacto Rodríguez" ha sido la última treta del PSOE, ya anunciada desde hace más de una semana, a la cual el PP ha accedido sin rubor ninguno.

El debate de hoy nos ha dejado el mal sabor de boca de todos los debates anteriores entre estos dos individuos. Dimes y diretes, acusaciones y discursos vacíos. Al fin y al cabo no nos hemos enterado de nada, sólo que el PP vuelve a estar solo frente al Gobierno y toda sus minorías plurales a las que Rodríguez siempre antepone. Un nuevo pacto contra ETA pero del que no se ha dicho nada, sólo el mismo eslogan cansino: que integra a todas las minorías. Tampoco el PP ha preguntado por qué otro pacto, ni en qué consiste, simplemente ha repetido con fidelidad su partitura: NO y punto.

Lo dicho. Más de lo mismo. Ni ideas, ni propuestas, ni soluciones. Cuota de pantalla y titulares rimbombantes para la parroquia de uno y otro bando. Vileza y más vileza.

12 de enero de 2007

Entro por la estacion del tren y salio por el aerpuerto

El enunciado de este post es una especie de chiste que se ha podido escuchar este comienzo de año en España en referencia al atentado de aparcamiento de la T4 y su comparativa con el del 11-M. La verdad es que la sabiduría popular a veces tiene más razón que los sesudos razonamientos de columnistas, políticos y analístas varios. Aunque a decir verdad, la realidad creo que presenta una tozudez incontestable.

A mi me sorprende -y de qué forma- que se hable, a estas alturas del partido, de utilización política del terrorismo. Me parece inaudito escuchar lo que he escuchado y leer lo que he leído. Los que hoy claman unidad frente al terrorismo son los mismos que utilizado esa no-unidad para alzarse con el poder hace hoy dos años y diez meses. Aunque también los que perdieron intentaron previamente verse favorecidos por los muertos de los trenes, pero les salió el tiro por la culata.

Este gobierno está sintiendo es sus propias carnes la medicina que aplicó al anterior ejecutivo, a pesar de que la maquinaria mediática del PSOE ha amortiguado mucho el impacto sobre la opinión pública. No hemos más que fijarnos en unos pocos detalles que parecen haber pasado inadvertidos:

- El atentado se cometió el día 30 y el presidente del Gobierno regresó de sus vacaciones hizo un comunicado y las continuó, no visitó el lugar del "accidente" hasta cinco días después.

- No se dieron a conocer ni la cantidad de explosivos ni el tipo hasta pasados cuatro días del atentado. En el 11-M se dieron datos en unas horas y se exigía más y más información al gobierno.

- La principal conclusión de la comisión parlamentaria del 11-M fue achacar graves fallos de previsión al gobierno por lo sucedido. Sin comentarios.

- El presidente del Gobierno a fecha de hoy no ha realizado una declaración clara de cuáles serán los pasos a seguir y si la "vía del diálogo" seguirá siendo su objetivo preferencial para acabar con el "conflicto".

Podríamos seguir enumerando detalles acerca de este desafortunado incidente que ha trastocado los planes de uno que el día antes decía aquello de "hoy estamos mejor que hace un año y dentro de un año estaremos aún mejor". En toda esta historia ha habido neglicencia, ante la imprevisión y la dejadez de funciones frente al terrorismo, como el propio PSOE señaló en la comisión del 11-M; se han ocultado datos, tanto desde el punto de vista de la negociación abierta con la banda terrorista como una vez cometido el atentado; no se han dado respuestas claras a la sociedad sobre cuál es la postura del gobierno de la nación y ahora se quiere achacar al principal partido de la oposición la culpa de todo porque "utiliza el terrorismo como arma electoral" y porque se aparta de la "unidad frente al terrorismo".

Lo de las manifestaciones no es más que la escenificación de la realidad de fondo que existe en todo este tema: los políticos, cuando gobiernan, no quieren aceptar sus errores y, cuando están en la oposición, aprovechan cualquier oportunidad para ganar votos. No les sigamos el juego.