18 de agosto de 2018

100 días menos

Los que saben de mercadeo dicen que la satisfacción de un cliente es inversamente proporcional a las expectativas creadas. Dicho de otra forma, más expectativas suponen una mayor dificultad para lograr la satisfacción de un cliente. En política sucede igual. Tenía lógica que PAC de Carlos Alvarado elevara las expectativas de los votantes para lograr la victoria del primero de abril. En eso consisten las campañas, también las políticas. Pero Alvarado redobló la apuesta con la victoria disparando aún más el nivel de las expectativas.

La formación de un gabinete de alto nivel político, escenificando así ese Gobierno de Unidad Nacional, logró el efecto deseado. El líder de la Unidad Social Cristiana, la líder del Frente Amplio, destacadas figuras de Liberación Nacional, empresarios como André Garnier o figuras independientes como Edgar Altamirano, pusieron por las nubes las expectativas acerca de la ejecución del ejecutivo de Carlos Alvarado y Claudia Dobles. Las reuniones posteriores con diferentes sectores económicos y sociales concretaron esas expectativas: apertura total para escuchar propuestas… café para todos.

Algunos se percataron enseguida de que la segunda línea del gabinete se llenaba de personajes sin relevancia política o profesional alguna.Pegabanderas de turno, al más puro estilo liberacionista y continuación de lo visto durante la desastrosa Administración Solís. Alvarado y Dobles no quieren perder el control y menos aún el protagonismo. Pero es precisamente la segunda línea la que puede ejecutar programas más allá del discurso. Todos sabemos que la administración pública costarricense está llena de funcionarios con gran capacidad para bloquear iniciativas o entorpecer la ejecucion de propuestas gubernamentales. Sin líderes capaces nada va a suceder más allá del discurso, del ruido.

Comités, grupos de análisis, de expertos, de sabios, nada nuevo bajo el sol. Moverse, hacer por hacer, reunirse en torno a ideas, ocurrencias y propuestas sin planes concretos para su ejecución. Así se resumen estos 100 días de milenialismo y expectativas. Nada sucedió. 

Volvemos a las excusas clásicas: es poco tiempo, la Asamblea está muy fraccionada, el Gobierno anterior dejó una situación pésima... Pero la realidad es que con excusas no se gobierna y la promesa de campaña de Alvarado de gobernar a base de decretos, si fuese necesario, está muy lejos de cumplirse. ¿Alianzas complicadas?. Las que ya conocía para poder lograr la victoria. ¿Un PAC fraccionado y débil?. Algo que no sorprende a nadie y que más bien le genera más posibilidad de liderazgo al Presidente, lo cual no está aprovechando.

Y lo peor es que si en estos días de popularidad arrolladora del tándem Alvarado-Dobles no se ha logrado más que elevar las expectativas sin tomar ni una sola medida contundente contra los problemas tan serios que afectan al país, poco podemos esperar de los 1.360 que quedan. Suena duro, pero es la realidad de la política patria: elecciones municipales en un año y meses después empezará el baile de pre-candidatos. 

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