1 de junio de 2016

Las penurias de Venezuela (este tampoco lo van a leer)

A ciertos personajes en España parece que les molesta que se hable de la crítica situación de la economía y la democracia en nuestro país hermano Venezuela. Yo lo vengo haciendo desde hace bastantes años. Mucho antes de que algunos fueran descubiertos por el régimen chavista para llevar sus populares ideas a la Madre Patria. Eso sí sacando pingües beneficios de ello.
 
La policía vela por el orden en los supermercados
Este domingo descubro que se convierte en viral, por parte de uno de los más de 1.500 medios (canales de televisión, portales noticiosos, blogs, etc) que maneja el chavismo en Internet, una publicación en Facebook de un español que vive en Caracas que afirma –y muestra fotos- que en Venezuela hay supermercados perfectamente bien surtidos. “Supermercados para ricos”, vociferan los partidarios.

Investigo el hallazgo y al mensajero –independentista y seguidor de Podemos- y confirmo la veracidad del artículo. ¿Cómo es posible que convivan en Venezuela supermercados como el de la imagen y en otros –la mayoría- se sucedan grandes colas para comprar alimentos?. La respuesta está en la dualidad que vive el tan cacareado Socialismo del Siglo XXI gracias a la intervención del Estado en la economía.

Para los que no conocen cómo funciona la economía en Venezuela los pondré en antecedentes. El Gobierno hace más de una década intervino en mercado cambiario nacional. Instauró un sistema de tipo de cambio totalmente regulado y prohibió la libre circulación de dólares. Para importar cualquier tipo de mercancía, que generalmente se compra en dólares, o para viajar fuera del país, hay que solicitar esos dólares al Banco Central.

Se establecen diversos tipos de cambio oficiales del bolívar, la moneda venezolana. Así, la importación de alimentos de primera necesidad o los medicamentos, puede acceder a dólares a un tipo de cambio fijo de unos 5 bolívares por dólar. Mientras que existe un tipo de cambio flotante, aunque igualmente intervenido por el Banco Central de Venezuela (BCV), más cercano a la realidad, para viajar o para compras de bienes de lujo a unos 500 bolívares por dólar. ¡10 veces más!.

El famoso ejecutivo español
Sin embargo, el mercado negro de dólares, dada la escasez que genera el control cambiario estatal, es una realidad en Venezuela y en ese mercado el dólar se paga a unos 1.000 bolívares. Para darnos una idea de las magnitudes de las que hablamos, un salario medio en Venezuela ronda los 20.000 bolívares mensuales., a los cuales hay que sumar el subsidio alimenticio de 18.000 bolívares al mes. Con lo cual el venezolano medio ingresa la cifra de ¡38 dólares en el mercado!.

Basado en esa política cambiaria el Estado, propietario del principal recurso económico del país: el petróleo, promovía la importación de artículo de consumo a unos precios ficticiamente bajos. Con el petróleo a más de 100 dólares, las reservas en dólares del BCV parecían no tener fin, a pesar de la espectacular caída en la producción petrolera que ha venido sufriendo Venezuela desde la nacionalización de la misma.

Con la debacle petrolera –precios en caída libre y producción a la baja- la situación se complica y las reservas del BCV caen precipitadamente. Mientras el dólar se dispara en el mercado negro, la devaluación es galopante, a la vez que la inflación se hace insostenible. El control de los precios de venta de los productos básicos se empieza a imponer para evitar que los efectos se sientan en la calle.

Nada más lejos de la realidad. Con la escasez de dólares los insumos se hacen cada vez más caros. El Estado mediante el racionamiento de productos básicos, comprados con dólares, baratos intenta contener la situación. Pero el desabastecimiento hace estragos y esas son las colas que vemos en los informativos de todo el mundo. La gente de la calle, las clases medias, hoy convertidas en paupérrimos dependientes de la cartilla de racionamiento, sólo tiene acceso a ese tipo de productos.

La realidad de las colas en Venezuela
Para completar el cuadro, imagine el paciente lector lo que supone en Venezuela tener acceso a dólares. Piense por un momento que el Gobierno le concede la posibilidad de obtener dólares 100 veces más baratos de lo que cuestan en el mercado negro. Por cada 1.000 dólares de los que dispone, bien por tener ingresos en dólares o gracias al favor gubernamental, usted los convierte en 100.000. Por supuesto estos ciudadanos no acuden a las colas para comprar.

Así, un sistema pensado para equiparar a los ciudadanos, el socialismo, demuestra una vez más que lo que logra es crear pobreza y dependencia del Estado. Sí, existen los supermercados para ricos, pero los ha creado el chavismo.


En la época de la llamada Revolución de los Claveles en Portugal, uno de sus más radicales promotores, el militar Otelo Saraiva de Carvalho, acudió a Suecia para pedir apoyo político a su Gobierno. El primer ministro del país escandinavo, el socialdemócrata Olof Palme le preguntó por su programa de reformas. El revolucionario afirmó: “Queremos acabar con los ricos”. A cual Palme le respondió: “es curioso, porque lo que nosotros pretendemos aquí es acabar con los pobres ”.

2 comentarios:

Patxi Serradilla dijo...

Interesante, pero se te olvidó decir que los artículos de primera necesidad están siendo acaparados por los empresarios que quieren derrocar al gobierno. Aunque esa no sea la única causa del desabastecimiento, por una cuestión de ecuanimidad deberías haberla mencionado.
Y me hace gracia que cites a Olof Palme: en la época en que vivimos se le hubiera tachado de extremista de izquierdas y de cosas peores...

Pakithor dijo...

Gracias por el comentario Patxi. Imagino que te sobrarán las pruebas del acaparamiento de los artículos de primera necesidad por parte de los "empresarios para derrocar al gobierno". Digo pruebas de verdad, no fotos inventadas de Telesur y sus medios afines, esos que alimentan la "información" de la izquierda internacional (aporrea.org, rebelion.org, etc). En esta línea, me imagino que los "empresarios golpistas" pueden producir bienes de primera necesidad sin fecha de caducidad, con el fin de ponerlos en el mercado cuando caiga el chavismo.
De camino los "empresarios golpistas", que llevan varios años acumulando la producción en naves industriales no se sabe bien dónde, aunque son desaprensivos usurpadores de alimentos para el pueblo, pierden dinero a espuertas. ¿Verdad?.
En efecto no he explicado toda la "realidad" de la debacle económica venezolana. Se me pasó comentar que la mayoría de los artículos de primera necesidad tienen un precio regulado, es decir, que es el Gobierno el que pone el precio. Así, muchos de esos desalmados empresarios deciden no seguir produciendo, dado que van a perder dinero si venden al precio que dicta el Gobierno.
Con respecto a Olof Palme, en la cita le cayó la boca al famoso "revolucionario" -ese sí golpista- portugués. Imagino que haría exactamente los mismo con la nueva deriva populista que empieza a formar mayoría en España.