23 de agosto de 2017

¿Por qué Cataluña?. Reflexiones sobre el atentado de Barcelona.

Después de muchos años el terrorismo islámico vuelve a golpear con fuerza a España. De nuevo en una de sus grandes ciudades y buscando una masacre de grandes proporciones. Desde la tragedia de 2004, España había permanecido inmune a este tipo de atentados. En gran parte gracias a la experiencia adquirida durante décadas de lucha contra la banda asesina ETA, hoy en vías de desaparición, por parte de los cuerpos de seguridad españoles.

Ante este tipo de ataques indiscriminados da la impresión, visto lo sucedido en La Rambla barcelonesa,  que nadie está a salvo. No obstante, el atentado del pasado jueves, que se cobró la vida de 15 seres humanos inocentes, nos lleva a reflexionar más allá de las noticias que se producen al calor de los acontecimientos. Un análisis que nos lleva a pensar si la infalibilidad de la seguridad convencional es suficiente.

Lo primero que aprendo después del criminal acontencimiento es que en Cataluña viven más de 500.000 musulmanes –más de 200.000 son marroquíes-, representando un 7 por ciento del total de la poblacion catalana. Se trata de la primera comunidad autónoma española con más población de esta tendencia religiosa, seguida muy de lejos por Andalucía que apenas llega a los 300.000 residentes musulmanes, en donde apenas representan un 3,7 por ciento de los ciudadanos.

Una cifra que, aislada, nada tiene de particular. Por eso hemos de indagar más y saber que hace quince años el número de musulmanes en Cataluña era de apenas 30.000. A pesar de la dura crisis económica vivida en España, el número de inmigrantes musulmanes en Cataluña no ha cesado de crecer. Las causas se deben a dos factores fundamentales: la erradicación progresiva del castellano y la promoción de la inmigración marroquí.

Las políticas lingüísiticas emprendidas por los diferentes gobiernos catalanes a lo largo de los 20 últimos años, han ido profundizando en una paulatina eliminación del español en todos los ámbitos de la vida. Comenzando por los puestos de trabajo a los que aspiran los recién llegados y continuando por las escuelas en las que los hijos de los inmigrantes se inscriben.

Esto motiva que, a diferencia del resto de España, para los inmigrantes latinoamericanos, mayoritarios en la totalidad de la geografía nacional, se dificulta acceder por motivos lingüísticos a un puesto de trabajo. Dicho de otro modo, para un ecuatoriano, colombiano o argentino es mucho más fácil iniciar una nueva vida en un lugar en el que se habla su lengua materna que en uno en el que tiene que aprender un idioma nuevo.


Pero la causa más importante de la masiva llegada de musulmanes a Cataluña, parecen ser las campañas activas emprendidas por el nacionalismo catalán para atraer a ciudadanos marroquíes. Su precursor más significativo fue el ex ERC Angel Colom que, tras pasarse a las filas de CDC, inició todo un periplo “diplomático” en Marruecos para beneficiar la inmigración del país magrebí a Cataluña.

El fin de esta estrategia era generar una masa crítica de ciudadanos de origen musulman catalanizados para profundizar en el proceso separatista. El propio Colom llegó a afirmar que "no se puede construir un Estado catalán sin la participación de los catalanomarroquíes". En 2012 creó con el apoyo de la Generalitat la fundación Nous Catalans, dedicada a hacer proselitismo del independentismo entre la población inmigrante en Cataluña. La fundación cerró sus puertas el año pasado tras una larga lista de escándalos. Destaca en el historial de político de Colom –involucrado en el caso de corrupción del Palau de la Música- la deportación de su mano derecha, el marroquí Noureddin Ziani, por su vinculación con el yihadismo.

Llegados a este punto entra en juego la relación entre todo este movimiento político-migratorio con la consideración, por parte de los servicios de inteligencia de medio mundo, de Cataluña como uno de los focos más importanes del yihadismo en Europa. Un dato clave es que el 75 por ciento, de las mezquitas radicalizadas -79 mezquitas salafistas, según datos de los propios Mossos d´Esquadra-  existentes en España, se encuentran en territorio catalán. Sin ir más lejos el imán de la mezquita de Ripoll era uno de los terroristas –muy probablemente el líder de la célula- involucrados en los sucesos del 17 de agosto.

Con este panorama, el cual parece ser tabú en los medios de comunicación más leídos de España. El atentado de La Rambla se enmarca lejos de esa afirmación que hacía la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, “está claro que nadie está a salvo y un hecho así puede ocurrir en cualquier lugar”. En Cataluña parece que el caldo de cultivo para un suceso como este, desgraciadamente, se fue gestando a lo largo de los años.


No faltará quien trate de encontrar un tufo de islamofobia en estas líneas. Nada más lejos de la realidad. El islamismo es una religión basada en el amor al prójimo como lo son el resto de religiones monoteístas mayoritarias. El asunto es que dentro de sus filas el radicalismo crece y se esconde con total impunidad. Quizá deberían ser los musulmanes de bien, muy posiblemente víctimas en estos tiempos que corren del miedo y la amenaza, los que dieran un paso al frente para ayudar a las fuerzas de seguridad a erradicar esta lacra del siglo XXI.

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