5 de mayo de 2007

Aznar y el liberalismo


El expresidente Aznar continúa imitando a su archienemigo, Felipe González, en aquella turbia etapa del PSOE en la cual González aún se aferraba al poder y control absoluto del partido. Jose María Aznar continúa intentando intervenir en la política española que él, voluntariamente y no como Felipe González, abandonó en 2004. La sobra aznariana es larga aún en Génova.

El abandono de la política activa no consiste solamente en dejar de ser diputado o candidato a algo, sino que conlleva apartarse de la tentación de intervenir, por medio de las declaraciones públicas, en los aspectos más candentes del escenario nacional en materia política. Aznar aún no ha sabido hacerlo. Si bien ha sabido rodearse de un cierto aura de orador internacional de prestigio, sus continuas declaraciones, casi siempre algo exaltadas, le hacen perder credibilidad continuamente.

Jose María Aznar siempre ha sido un liberal convencido, aunque durante su mandato actuó más como reformista que como le hubiese pedido el cuerpo. De ahí que sus discursos ahora caminen siempre la senda del liberalismo absoluto, no sólo en el ámbito de lo económico. Sus recientes, polémicas y desastrosas-para-su-partido declaraciones a cuenta de las campañas de la Dirección General de Tráfico, son un claro ejemplo de lo que vengo a destacar. Aznar pide libertad para el individuo en su comportamiento, apelando al propio sentido de la responsabilidad que es el valor que simbióticamente se une al primero. Sin responsabilidad no puede haber libertad y el ser responsable es aquel que es libre para tomar sus propias decisiones.

No puedo estar más de acuerdo con los principios liberales que Aznar difunde en sus conferencias, pero creo que el expresidente, en ocasiones, pierde la perspectiva y no comprende –o mezcla deliberadamente- que el ser humano debe contar con medidas correctoras de su falta de responsabilidad. Es decir, el Estado está en su derecho y su deber de establecer medidas coercitivas en tanto que el individuo no es consecuente con el principio de responsabilidad que lleva aparejada la libertad.

Me alegra ver que Aznar es consecuente con sus propios principios y que está dedicando su tiempo, ahora fuera de la política activa, a predicar el liberalismo que abrazó desde su juventud. No obstante, parece que Aznar está repitiendo el deshonesto ciclo de su predecesor al intentar mantener viva la llama de un liderazgo que, aun reconociéndole su presencia, debería discurrir por otros derroteros. A Felipe González le costó aceptarlo y ahora, al cabo de los años, ha logrado ocupar un lugar privilegiado en el imaginario de los españoles. Esperemos que Aznar sea capaz de asumir su propia decisión, fruto sin duda del liberalismo militante, en un corto espacio de tiempo. Por su propio bien y el de su partido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Personalmente abogo por una mínima injerencia del Estado en la vida de los ciudadanos. Solo he tenido conocimiento de las palabras de don José María por alguna reseña periodística, y desconociendo el discurso al completo cupiera la posibilidad de que alguna expresión o frase de estas que han copado los titulares pudiese malinterpretarla pero, básicamente, estoy en completo acuerdo con su praxis. Dices que "...el Estado está en su derecho y su deber de establecer medidas coercitivas..." En la alocución del señor Aznar no se criticaba la actuación del Estado (¿que será eso del Estado?) sino del Gobierno. Y si es el Gobierno quien impone medidas coercitivas, ¿para que sirve la ley? ¡No matemos a Montesquieu! Querido amigo, el hombre, libre, y el castigo, contundente. Un abrazo.

Pakithor dijo...

Estimado Vicente,

Respecto a las palabras de Aznar creo que en cualquier medio digital se pueden escuchar y ver. Imagino que incluso en alguna plataforma de videos gratuitos hasta aparece gran parte del discurso. Las declaraciones son desafortunadas y contradicen lo que él mismo hizo durante sus dos legislaturas al frente del Ejecutivo: incrementar las sanciones de tráfico.

En lo del diferendo Estado/Gobierno, puede que tengas razón. Las medidas las dicta el Legislativo y el Gobierno pone los medios para su cumplimiento.

Otro abrazo para ti.