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29 de noviembre de 2009
Bono como Pinochet
José Bono, otrora firme postor a ser candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, se encuentra gravemente contrariado ante la hostilidad con la que la Iglesia Católica está tratando a los diputados favorables a la nueva ley del aborto. Tan afectado está Bono que ayer, en una entrevista concedida al diario oficial de la progresía patria, se comparó con el dictador chileno Augusto Pinochet. Casi nada.
Afirma Bono que "no puedo olvidar al asesino de Pinochet tomando la comunión". Hemos de inferir, por tanto, que esa imagen grabada en el imaginario personal del presidente del Congreso, se la transmitió a Juan Pablo II cuando lo visitó en Roma junto a su familia. Aunque algo me dice que esa imagen, sin duda figurada, le ha llegado a Bono a la mente tras alguna que otra conversación con alguno de los asesores de Rodríguez, o de los suyos, que también los tiene.
Resulta curioso que José Bono tenga que compararse con Pinochet para defender su voto favorable a una ley que viene a consagrar el aborto libre. Un hecho abominado por la Iglesia a la cual siempre ha dicho sentirse orgulloso de pertenecer, incluso cuando Pinochet comulgaba. Si su intención era salir airoso del trance, más bien parece que se está señalando aún más por su inaudita posición en este asunto.
Lo que nos está dejando claro José Bono con su actitud es que la disciplina de voto, para nuestra clase política, es más importante que los principios. Claro que a lo mejor esos principios que se le suponen, como dijo Groucho Marx, si no gustan, se saca otros de la manga y a seguir calentando el sillón.
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