El conflicto generado por el cierre/retirada de licencia de Air Madrid hace ahora unos días está derramando ríos de tinta y derrochando minutos de los principales informativos televisivos y radiofónicos del país. Mucho se ha escrito, se sigue escribiendo, y se sigue comentando, pero esta crisis desatada parece que será sólo un incidente más dentro de la legislatura política de turno.
En primer lugar hemos de tener en cuenta que este problema está afectando a más de 130.000 personas, según los datos que aportan los medios de comunicación, seguramente informados por el Ministerio de Fomento, el cual ha sido, sin lugar a dudas, el que ha generado esta situación, independientemente de la mala gestión de la aerolínea cerrada.
La segunda consideración fundamental es el momento en el que se produce: en plena temporada de vacaciones navideñas. Esto hace que lo que ya es un problema para decenas de miles de personas, se convierta en un drama familiar en la mayoría de los casos. Desde los inmigrantes latinos que viven en España, hasta los emigrantes españoles que vivimos en América Latina, pasando por los miles de turista de un lado y otro del océano que, de la noche a la mañana, pasan a desconocer si podrán regresar a sus hogares o a realizar el viaje soñado.
Por esos dos motivos creo que no puede dejarse de lado dentro de la actualidad informativa y política nacional lo sucedido.
El Ministerio de Fomento, dirigido por Magdalena Alvarez, inició de forma extraña hace unas semanas una campaña de comunicación en la que se señalaba la posible suspensión de la licencia de Air Madrid. Los motivos ministeriales para la toma de tal medida no se dieron a conocer, aunque eran vox populi los continuos retrasos que se producían en los vuelos de la compañía mallorquina y por tanto todos pensamos que esa era la razón. Esta situación era de sobra conocida por todos los actores de esta historia, desde los clientes hasta las agencias de viaje, muchas de las cuales advertían a sus clientes y les hacían firmar un documento de no-responsabilidad por su parte respecto a lo que sucediese con los vuelos de la polémica aerolínea. En mis propias carnes he vivido retrasos de hasta 14 horas, pero los precios de esta compañía eran tan atractivos que nos permitían “cruzar el charco” por el precio de un billete regional. Los retrasos producen un cabreo momentáneo que se quita cuando el ahorro supera los 400 euros por barba.
La situación en algunos casos se complicó bastante, porque es evidente que con una flota tan limitada, frente a la cantidad de vuelos ofertados, como la de la aerolínea en cuestión, los problemas de retrasos estaban cantados. No se llega a comprender, sin embargo, que esto fuese motivo de retirada de la licencia. En cualquier caso podríamos haber pensado en que se limitarían las rutas o se obligaría a la compañía aérea a incrementar su flota. Un serio aviso sí que era previsible, pero la retirada, máxime en plenas vacaciones navideñas resultaba impensable. Pero evidentemente la maquinaria estaba en marcha cuando antes de tomar ninguna decisión, el ministerio dirigido por la malagueña comenzó a dar un ultimátum a Air Madrid y con el agravante de que lo hizo público a los cuatro vientos.
Air Madrid se adelantó en un día a la retirada de la licencia. Porque no nos olvidemos de que los responsables de Aviación Civil declararon que iban a tomar tan drástica medida, a pesar de las alegaciones presentadas, el día siguiente al del cierre anunciado por la aerolínea. Sin duda que el propietario de la firma pensó que esa medida forzaría a Fomento a replantear la situación. No sucedió como pensó el estratega que asesoró a Carrillo, accionista único de Air Madrid. Magdalena Alvarez ya había tomado la decisión y era irrevocable.
El dispositivo de “ayuda humanitaria”, como le llamaron desde Fomento, estaba montado en muy pocas horas y se anunció a bombo y platillo que iban a resolver el problema para que todo el mundo, como rezaba el anuncio de los turrones, volviese a casa por Navidad. Nada más lejos de la realidad y en Barajas continúan cientos de personas. Dos días después de estallar la crisis el operativo había cubierto todas las plazas disponibles, no más de 8.000, menos de un diez por ciento de los afectados, recordemos: más de 130.000. Además los aviones fletados –valorados en 5 millones de euros- sólo saldrán hasta el jueves 21, los demás ya no importan a Fomento.
Ante el caos originado ahora Fomento sale con el argumento de la seguridad. Claro que ese argumento es un arma de doble filo, porque si los aviones de Air Madrid eran inseguros, ¿por qué los dejaban volar?. Es más, ¿por qué renovó Fomento en mayo la licencia a la aerolínea?. Sólo una anécdota. En el mes de noviembre tuve oportunidad de volar en Air Madrid con un copiloto que iba acompañado de su esposa y tres hijas, ¿alguien puede creer que un piloto volaría con toda su familia en un avión con posibles deficiencias de seguridad?. Esta claro que este as se lo ha sacado de la manga Magdalena Alvarez en vista de lo que se le venía encima.
El primer beneficiado de esta situación no hay que ser muy inteligente para verlo: la compañía que recupera su monopolio en muchas rutas directas a América Latina. Esa compañía antes estatal y a la que tanto cariño deben guardar los actuales responsables de Fomento. En 24 horas Iberia ha subió un 40 por ciento sus tarifas en todos sus vuelos a los destinos en los que Air Madrid era su único competidor.
Este de Air Madrid es un escándalo político de primera magnitud. Tapado como siempre por la maquinaria propagandística que pagamos entre todos los españoles, con nuestros impuestos o merced a los favores gubernamentales. Resulta vergonzosa la manipulación a la que está siendo sometida la opinión pública en este caso y patética la actitud de los gobernantes de este país que, no sólo han generado un conflicto de afecta a miles de familias, sino que son incapaces de gestionarlo y que se dedica a poner el ventilador y culpar a los demás, desde a Air Madrid –parcialmente culpable- hasta a Esperanza Aguirre por asistir a la inauguración de la aerolínea hace dos años y medio.
Un lugar de difusión y debate de ideas desde una perspectiva moderada y centrista. Política y economía de España y Latinoamérica.
21 de diciembre de 2006
14 de diciembre de 2006
Retirar la licencia a Air Madrid no es la solucion
Hace algo más de un mes publiqué en este mismo blog como consecuencia del cabreo monumental que tenía por el retraso de un vuelo de Air Madrid, lo pésima que es la puntualidad de dicha aerolínea. Sin embargo, las noticias que se viene sucediendo sobre la compañia aérea en los últimos días creo que no son lo más alentador que uno, como ciudadano español y usuario frecuente de vuelos intercontinentales, podría esperar.
¿Cómo es posible que en plena campaña de Navidad el Ministerio de Fomento lance este ultimátum a una aerolínea que tiene 300.000 pasajeros a lo largo de las próximas cuatro semanas?. ¿En qué cabeza cabe tomar semejante decisión en un momento como este y generar el desasosiego en 300.000 personas por algo que es vox populi desde hace más de un año?. Pretende la ministra Magdaleni -como le llama mi estimado Carlos Herrera- Alvarez que el resto de aerolíneas españolas albergen a esa cantidad de viajeros en plena temporada altísima, además en vuelos intercontinentales, los cuales básicamente sólo ofrece Iberia, por supuesto con overbooking en las fechas que se acercan. La irresponsabilidad de esta ministra es evidente, pero además sospechosa si se conocen sus antecedentes como consejera de Iberia, la extinta Aviaco o Transmediterránea, en las cuales ella y su familia volaban "gratis total" como podrán comprobar mis estimados foristas en las hemerotecas.
Air Madrid es una compañía muy poco fiable en cuanto a sus horarios porque sólo tiene 9 aviones para la cantidad de rutas que realiza -por ejemplo 11 vuelos semanales a Buenos Aires-. Pero también Air Madrid está cubriendo un segmento de mercado que permite a cientos de miles de españoles y latinoamericanos "cruzar el charco" por algo más de 500 euros. Algo inimaginable con el cuasi-monopolio de Iberia, compañía que por cierto maneja la operación terrestre (handling) de Air Madrid con resultados más que evidentemente desastrosos para su cliente, como denuncia el personal de ésta continuamente, algo que los medios no dicen nunca.
Personalmente no creo que sea esta la medida ayude a nadie y menos aún al sector de la aviación en España. Ni que decir tiene que el único beneficiado sería aquel que al día siguiente de la retirada de la licencia de Air Madrid, tendría un millón de clientes nuevos a los que cobrar bastante más caro.
¿Cómo es posible que en plena campaña de Navidad el Ministerio de Fomento lance este ultimátum a una aerolínea que tiene 300.000 pasajeros a lo largo de las próximas cuatro semanas?. ¿En qué cabeza cabe tomar semejante decisión en un momento como este y generar el desasosiego en 300.000 personas por algo que es vox populi desde hace más de un año?. Pretende la ministra Magdaleni -como le llama mi estimado Carlos Herrera- Alvarez que el resto de aerolíneas españolas albergen a esa cantidad de viajeros en plena temporada altísima, además en vuelos intercontinentales, los cuales básicamente sólo ofrece Iberia, por supuesto con overbooking en las fechas que se acercan. La irresponsabilidad de esta ministra es evidente, pero además sospechosa si se conocen sus antecedentes como consejera de Iberia, la extinta Aviaco o Transmediterránea, en las cuales ella y su familia volaban "gratis total" como podrán comprobar mis estimados foristas en las hemerotecas.
Air Madrid es una compañía muy poco fiable en cuanto a sus horarios porque sólo tiene 9 aviones para la cantidad de rutas que realiza -por ejemplo 11 vuelos semanales a Buenos Aires-. Pero también Air Madrid está cubriendo un segmento de mercado que permite a cientos de miles de españoles y latinoamericanos "cruzar el charco" por algo más de 500 euros. Algo inimaginable con el cuasi-monopolio de Iberia, compañía que por cierto maneja la operación terrestre (handling) de Air Madrid con resultados más que evidentemente desastrosos para su cliente, como denuncia el personal de ésta continuamente, algo que los medios no dicen nunca.
Personalmente no creo que sea esta la medida ayude a nadie y menos aún al sector de la aviación en España. Ni que decir tiene que el único beneficiado sería aquel que al día siguiente de la retirada de la licencia de Air Madrid, tendría un millón de clientes nuevos a los que cobrar bastante más caro.
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