El conflicto generado por el cierre/retirada de licencia de Air Madrid hace ahora unos días está derramando ríos de tinta y derrochando minutos de los principales informativos televisivos y radiofónicos del país. Mucho se ha escrito, se sigue escribiendo, y se sigue comentando, pero esta crisis desatada parece que será sólo un incidente más dentro de la legislatura política de turno.
En primer lugar hemos de tener en cuenta que este problema está afectando a más de 130.000 personas, según los datos que aportan los medios de comunicación, seguramente informados por el Ministerio de Fomento, el cual ha sido, sin lugar a dudas, el que ha generado esta situación, independientemente de la mala gestión de la aerolínea cerrada.
La segunda consideración fundamental es el momento en el que se produce: en plena temporada de vacaciones navideñas. Esto hace que lo que ya es un problema para decenas de miles de personas, se convierta en un drama familiar en la mayoría de los casos. Desde los inmigrantes latinos que viven en España, hasta los emigrantes españoles que vivimos en América Latina, pasando por los miles de turista de un lado y otro del océano que, de la noche a la mañana, pasan a desconocer si podrán regresar a sus hogares o a realizar el viaje soñado.
Por esos dos motivos creo que no puede dejarse de lado dentro de la actualidad informativa y política nacional lo sucedido.
El Ministerio de Fomento, dirigido por Magdalena Alvarez, inició de forma extraña hace unas semanas una campaña de comunicación en la que se señalaba la posible suspensión de la licencia de Air Madrid. Los motivos ministeriales para la toma de tal medida no se dieron a conocer, aunque eran vox populi los continuos retrasos que se producían en los vuelos de la compañía mallorquina y por tanto todos pensamos que esa era la razón. Esta situación era de sobra conocida por todos los actores de esta historia, desde los clientes hasta las agencias de viaje, muchas de las cuales advertían a sus clientes y les hacían firmar un documento de no-responsabilidad por su parte respecto a lo que sucediese con los vuelos de la polémica aerolínea. En mis propias carnes he vivido retrasos de hasta 14 horas, pero los precios de esta compañía eran tan atractivos que nos permitían “cruzar el charco” por el precio de un billete regional. Los retrasos producen un cabreo momentáneo que se quita cuando el ahorro supera los 400 euros por barba.
La situación en algunos casos se complicó bastante, porque es evidente que con una flota tan limitada, frente a la cantidad de vuelos ofertados, como la de la aerolínea en cuestión, los problemas de retrasos estaban cantados. No se llega a comprender, sin embargo, que esto fuese motivo de retirada de la licencia. En cualquier caso podríamos haber pensado en que se limitarían las rutas o se obligaría a la compañía aérea a incrementar su flota. Un serio aviso sí que era previsible, pero la retirada, máxime en plenas vacaciones navideñas resultaba impensable. Pero evidentemente la maquinaria estaba en marcha cuando antes de tomar ninguna decisión, el ministerio dirigido por la malagueña comenzó a dar un ultimátum a Air Madrid y con el agravante de que lo hizo público a los cuatro vientos.
Air Madrid se adelantó en un día a la retirada de la licencia. Porque no nos olvidemos de que los responsables de Aviación Civil declararon que iban a tomar tan drástica medida, a pesar de las alegaciones presentadas, el día siguiente al del cierre anunciado por la aerolínea. Sin duda que el propietario de la firma pensó que esa medida forzaría a Fomento a replantear la situación. No sucedió como pensó el estratega que asesoró a Carrillo, accionista único de Air Madrid. Magdalena Alvarez ya había tomado la decisión y era irrevocable.
El dispositivo de “ayuda humanitaria”, como le llamaron desde Fomento, estaba montado en muy pocas horas y se anunció a bombo y platillo que iban a resolver el problema para que todo el mundo, como rezaba el anuncio de los turrones, volviese a casa por Navidad. Nada más lejos de la realidad y en Barajas continúan cientos de personas. Dos días después de estallar la crisis el operativo había cubierto todas las plazas disponibles, no más de 8.000, menos de un diez por ciento de los afectados, recordemos: más de 130.000. Además los aviones fletados –valorados en 5 millones de euros- sólo saldrán hasta el jueves 21, los demás ya no importan a Fomento.
Ante el caos originado ahora Fomento sale con el argumento de la seguridad. Claro que ese argumento es un arma de doble filo, porque si los aviones de Air Madrid eran inseguros, ¿por qué los dejaban volar?. Es más, ¿por qué renovó Fomento en mayo la licencia a la aerolínea?. Sólo una anécdota. En el mes de noviembre tuve oportunidad de volar en Air Madrid con un copiloto que iba acompañado de su esposa y tres hijas, ¿alguien puede creer que un piloto volaría con toda su familia en un avión con posibles deficiencias de seguridad?. Esta claro que este as se lo ha sacado de la manga Magdalena Alvarez en vista de lo que se le venía encima.
El primer beneficiado de esta situación no hay que ser muy inteligente para verlo: la compañía que recupera su monopolio en muchas rutas directas a América Latina. Esa compañía antes estatal y a la que tanto cariño deben guardar los actuales responsables de Fomento. En 24 horas Iberia ha subió un 40 por ciento sus tarifas en todos sus vuelos a los destinos en los que Air Madrid era su único competidor.
Este de Air Madrid es un escándalo político de primera magnitud. Tapado como siempre por la maquinaria propagandística que pagamos entre todos los españoles, con nuestros impuestos o merced a los favores gubernamentales. Resulta vergonzosa la manipulación a la que está siendo sometida la opinión pública en este caso y patética la actitud de los gobernantes de este país que, no sólo han generado un conflicto de afecta a miles de familias, sino que son incapaces de gestionarlo y que se dedica a poner el ventilador y culpar a los demás, desde a Air Madrid –parcialmente culpable- hasta a Esperanza Aguirre por asistir a la inauguración de la aerolínea hace dos años y medio.
Un lugar de difusión y debate de ideas desde una perspectiva moderada y centrista. Política y economía de España y Latinoamérica.
21 de diciembre de 2006
14 de diciembre de 2006
Retirar la licencia a Air Madrid no es la solucion
Hace algo más de un mes publiqué en este mismo blog como consecuencia del cabreo monumental que tenía por el retraso de un vuelo de Air Madrid, lo pésima que es la puntualidad de dicha aerolínea. Sin embargo, las noticias que se viene sucediendo sobre la compañia aérea en los últimos días creo que no son lo más alentador que uno, como ciudadano español y usuario frecuente de vuelos intercontinentales, podría esperar.
¿Cómo es posible que en plena campaña de Navidad el Ministerio de Fomento lance este ultimátum a una aerolínea que tiene 300.000 pasajeros a lo largo de las próximas cuatro semanas?. ¿En qué cabeza cabe tomar semejante decisión en un momento como este y generar el desasosiego en 300.000 personas por algo que es vox populi desde hace más de un año?. Pretende la ministra Magdaleni -como le llama mi estimado Carlos Herrera- Alvarez que el resto de aerolíneas españolas albergen a esa cantidad de viajeros en plena temporada altísima, además en vuelos intercontinentales, los cuales básicamente sólo ofrece Iberia, por supuesto con overbooking en las fechas que se acercan. La irresponsabilidad de esta ministra es evidente, pero además sospechosa si se conocen sus antecedentes como consejera de Iberia, la extinta Aviaco o Transmediterránea, en las cuales ella y su familia volaban "gratis total" como podrán comprobar mis estimados foristas en las hemerotecas.
Air Madrid es una compañía muy poco fiable en cuanto a sus horarios porque sólo tiene 9 aviones para la cantidad de rutas que realiza -por ejemplo 11 vuelos semanales a Buenos Aires-. Pero también Air Madrid está cubriendo un segmento de mercado que permite a cientos de miles de españoles y latinoamericanos "cruzar el charco" por algo más de 500 euros. Algo inimaginable con el cuasi-monopolio de Iberia, compañía que por cierto maneja la operación terrestre (handling) de Air Madrid con resultados más que evidentemente desastrosos para su cliente, como denuncia el personal de ésta continuamente, algo que los medios no dicen nunca.
Personalmente no creo que sea esta la medida ayude a nadie y menos aún al sector de la aviación en España. Ni que decir tiene que el único beneficiado sería aquel que al día siguiente de la retirada de la licencia de Air Madrid, tendría un millón de clientes nuevos a los que cobrar bastante más caro.
¿Cómo es posible que en plena campaña de Navidad el Ministerio de Fomento lance este ultimátum a una aerolínea que tiene 300.000 pasajeros a lo largo de las próximas cuatro semanas?. ¿En qué cabeza cabe tomar semejante decisión en un momento como este y generar el desasosiego en 300.000 personas por algo que es vox populi desde hace más de un año?. Pretende la ministra Magdaleni -como le llama mi estimado Carlos Herrera- Alvarez que el resto de aerolíneas españolas albergen a esa cantidad de viajeros en plena temporada altísima, además en vuelos intercontinentales, los cuales básicamente sólo ofrece Iberia, por supuesto con overbooking en las fechas que se acercan. La irresponsabilidad de esta ministra es evidente, pero además sospechosa si se conocen sus antecedentes como consejera de Iberia, la extinta Aviaco o Transmediterránea, en las cuales ella y su familia volaban "gratis total" como podrán comprobar mis estimados foristas en las hemerotecas.
Air Madrid es una compañía muy poco fiable en cuanto a sus horarios porque sólo tiene 9 aviones para la cantidad de rutas que realiza -por ejemplo 11 vuelos semanales a Buenos Aires-. Pero también Air Madrid está cubriendo un segmento de mercado que permite a cientos de miles de españoles y latinoamericanos "cruzar el charco" por algo más de 500 euros. Algo inimaginable con el cuasi-monopolio de Iberia, compañía que por cierto maneja la operación terrestre (handling) de Air Madrid con resultados más que evidentemente desastrosos para su cliente, como denuncia el personal de ésta continuamente, algo que los medios no dicen nunca.
Personalmente no creo que sea esta la medida ayude a nadie y menos aún al sector de la aviación en España. Ni que decir tiene que el único beneficiado sería aquel que al día siguiente de la retirada de la licencia de Air Madrid, tendría un millón de clientes nuevos a los que cobrar bastante más caro.
29 de noviembre de 2006
Rodriguez de nuevo a por el Nobel
Hace bastantes meses que, desde esta misma tribuna, vengo diciendo que el Presidente del Gobierno de esa realidad plurinacional conocida como España está obsesionado con conseguir el Premio Nobel de la Paz. Primero fue aquella idea que aún sigue coleando -sobre todo en los foros de los sitios web de los medios de comunicación afines a Rodríguez- de la Alianza de Civilizaciones. Sin duda aquella rocambolesca iniciativa ha sido reservada por los estrategas de Moncloa para ocasiones venideras, porque en el seno del tribunal de los Nobel les aseguro que el postulado no cuajó.
Ahora la palabra "paz" nos inunda nuevamente -y de qué manera- la actualidad política patria. Se trata del "proceso de paz" o, dicho de otra forma, la negociación política para que los terroristas de ETA abandonen las armas e intenten conseguir en las urnas lo que la sangre derramada no les estaba dando, al menos aparentemente. Rodríguez no para de repetir la palabreja y para reafirmar sus convicciones -e intentar convencer al electorado- no tiene reparos en aseverar que "nada nos impedirá conseguir la paz".
Ese "nada" puede que para algunos sea el Partido Popular, único en advertir de forma bastante moderada, por otra parte, que no todo vale para conseguir esa ansiada "paz". La anécdota ese video/imitación del PSOE en el que se pone de manifiesto lo que todos conocemos: que también Aznar intentó una salida negociada con ETA. Claro que la difusión de este video/imitación -con lo que critican los de Faes- ha sido bastante más notable que la que tuvieron sus antecedentes [i]peperos[/i] sobre todo en el canal estatal.
Pero el tema de fondo no es el PP, el cual parece estar haciendo "caja" en intención de voto con toda esta historia de ambiciones [i]nobelísticas[/i] presidenciales. El verdadero problema es la Justicia. Las leyes, vamos, para enterarnos todos. Esas son las que están poniendo trabas. Claro que a grandes males mejores fiscales. El chalaneo judicial al que estamos asistiendo no tiene parangón en nuestra ya-no-tan-joven democracia. Una vez más España está demostrando que la imagen forjada durante décadas de país serio, de democracia consolidada y de verdadera nación de primer orden, se puede venir abajo a poco que algún ambicioso pseudo-estadista se lo proponga.
Hace unas semanas leía un artículo del prestigioso columnista económico argentino Andrés Oppenheimer, en el que decía que la gran diferencia entre la estabilidad europea y latinoamericana es que en el Viejo Continente existen leyes flexibles de aplicación rigurosa, mientras que en Latinoamérica existen leyes rigurosas de aplicación flexible. ¿Dónde queda España en esta definición?.
Ahora la palabra "paz" nos inunda nuevamente -y de qué manera- la actualidad política patria. Se trata del "proceso de paz" o, dicho de otra forma, la negociación política para que los terroristas de ETA abandonen las armas e intenten conseguir en las urnas lo que la sangre derramada no les estaba dando, al menos aparentemente. Rodríguez no para de repetir la palabreja y para reafirmar sus convicciones -e intentar convencer al electorado- no tiene reparos en aseverar que "nada nos impedirá conseguir la paz".
Ese "nada" puede que para algunos sea el Partido Popular, único en advertir de forma bastante moderada, por otra parte, que no todo vale para conseguir esa ansiada "paz". La anécdota ese video/imitación del PSOE en el que se pone de manifiesto lo que todos conocemos: que también Aznar intentó una salida negociada con ETA. Claro que la difusión de este video/imitación -con lo que critican los de Faes- ha sido bastante más notable que la que tuvieron sus antecedentes [i]peperos[/i] sobre todo en el canal estatal.
Pero el tema de fondo no es el PP, el cual parece estar haciendo "caja" en intención de voto con toda esta historia de ambiciones [i]nobelísticas[/i] presidenciales. El verdadero problema es la Justicia. Las leyes, vamos, para enterarnos todos. Esas son las que están poniendo trabas. Claro que a grandes males mejores fiscales. El chalaneo judicial al que estamos asistiendo no tiene parangón en nuestra ya-no-tan-joven democracia. Una vez más España está demostrando que la imagen forjada durante décadas de país serio, de democracia consolidada y de verdadera nación de primer orden, se puede venir abajo a poco que algún ambicioso pseudo-estadista se lo proponga.
Hace unas semanas leía un artículo del prestigioso columnista económico argentino Andrés Oppenheimer, en el que decía que la gran diferencia entre la estabilidad europea y latinoamericana es que en el Viejo Continente existen leyes flexibles de aplicación rigurosa, mientras que en Latinoamérica existen leyes rigurosas de aplicación flexible. ¿Dónde queda España en esta definición?.
30 de octubre de 2006
Un desastre llamado Air Madrid
Hoy lunes yo debería estar ahora disfrutando de unos días de vacaciones/trabajo en España. Gracias a Air Madrid sigo en Costa Rica. El jueves era el día previsto para el viaje, pero el avión -que había llegado 5 horas tarde desde Madrid- se estropeó en el aeropuerto de San José y a las 11 de la noche nos enviaron a hoteles, sin ofrecer información sobre si el vuelo "saldrá mañana o el sábado". Yo decidí volver a casa y los que iban para los hoteles a las 2 de la mañana fueron llamados porque el avión se reparó. ¿Cómo?. Apagándolo y encendiéndolo. Como si fuere Windows XP, pero era un Airbus 330-200.
La cuestión es que decidimos posponer el viaje hasta hoy. Antes de ir al aeropuerto hemos llamado a las oficinas de Air Madrid para ver si hoy teníamos retraso -bueno, realmente siempre tiene retraso, la duda es cuánto-. ¡Sorpresa!. El avión no había salido de Madrid ni sabían cuándo saldría porque aún no había llegado de su anterior destino. Finalmente parece que mañana llegará el avión y saldremos con 24 horas de retraso.
No quiero entrar en detalles sobre los trastornos personales y familiares que esto ha supuesto, pero imagínense que no han sido pocos, máxime viajando con un bebé de 9 meses. Mi intención es realizar un aviso a todos los foristas y lectores de Tercera Vía en general: Air Madrid no es una compañía fiable. Al ser una aerolínea de las denominadas low cost uno piensa que se ahorra un dinero, pero esta firma no es Easy Jet ni Ryanair que tienen flotas suficientes para hacer frente a contratiempos. Air Madrid vuela a decenas de destinos transoceánicos y no tiene aviones de cobertura. Un ahorro de un puñado de dólares o euros puede suponer muchísimo dinero, sobre todo a los que realizan conexiones con otros destinos, ya que Air Madrid no se hace cargo de nada y en algunos casos han dejado a cientos de personas durmiendo en los aeropuertos o incluso en el avión, como les ocurrió a los pasajeros de un vuelo entre Palma y Madrid hace unos días.
La cuestión es que decidimos posponer el viaje hasta hoy. Antes de ir al aeropuerto hemos llamado a las oficinas de Air Madrid para ver si hoy teníamos retraso -bueno, realmente siempre tiene retraso, la duda es cuánto-. ¡Sorpresa!. El avión no había salido de Madrid ni sabían cuándo saldría porque aún no había llegado de su anterior destino. Finalmente parece que mañana llegará el avión y saldremos con 24 horas de retraso.
No quiero entrar en detalles sobre los trastornos personales y familiares que esto ha supuesto, pero imagínense que no han sido pocos, máxime viajando con un bebé de 9 meses. Mi intención es realizar un aviso a todos los foristas y lectores de Tercera Vía en general: Air Madrid no es una compañía fiable. Al ser una aerolínea de las denominadas low cost uno piensa que se ahorra un dinero, pero esta firma no es Easy Jet ni Ryanair que tienen flotas suficientes para hacer frente a contratiempos. Air Madrid vuela a decenas de destinos transoceánicos y no tiene aviones de cobertura. Un ahorro de un puñado de dólares o euros puede suponer muchísimo dinero, sobre todo a los que realizan conexiones con otros destinos, ya que Air Madrid no se hace cargo de nada y en algunos casos han dejado a cientos de personas durmiendo en los aeropuertos o incluso en el avión, como les ocurrió a los pasajeros de un vuelo entre Palma y Madrid hace unos días.
9 de octubre de 2006
Vileza politica en Costa Rica
Afirma el dicho popular que en el amor y en la guerra todo vale, pero no faltan los que amplían a la política esa sentencia. Claro que ya Nicolás Maquiavelo al príncipe renacentista Lorenzo de Medicis le recetó en su obra cumbre aquello de que el fin justifica los medios, frase que ha tenido sus seguidores desde que el ser humano deambula por el mundo, principalmente lo que han dedicado a la política su modo de vida. No obstante, la cita maquiavélica debe inscribirse en la época en que fue escrita y dentro del tratado que la alberga, es decir, en un tiempo de la Historia en el que la guerras, las conquistas y las conspiraciones transnacionales para someter a las naciones eran lo cotidiano.
La aplicación de la justificación de los medios para obtener un fin, sin embargo, se extiende en nuestros días con sorprendente agilidad. Aquí en la Costa Rica que hoy vemos que hace su aparición el maquiavelismo más desgarrado por parte de ciertos grupos que no parpadean a la hora de intentar dividir a la sociedad, cuando no de destrozar la imagen internacional de su propia patria. Entonces no debemos hablar de maquiavelismo, sino de vileza en toda la extensión del término.
En el transcurso de una semana hemos comprobado la conexión internacional entre los movimientos sindicales nacionales –acompañados de los grupos políticos que les dan soporte- y ese fenómeno de la izquierda populista latinoamericana. Una conexión sospechada –y negada sistemáticamente- desde hace algunos años, sobre todo a partir aquella huelga del transporte que dejó paralizadas las carreteras del país en 2004. No cabe duda que los tentáculos del renaciente imperio de los petrodólares bolivarianos son largos y que Costa Rica no podría quedar al margen. Es más, destruir la imagen de la esperanza democrática latinoamericana, encarnada de forma ejemplar por Costa Rica es, a todas luces, uno de los objetivos de los que quieren resucitar el sueño unificador totalitario de Ernesto “Ché” Guevara.
Sorpresivamente el diario oficial de la dictadura cubana, Granma, magnificaba los recientes acontecimientos en los que el Estado de Derecho costarricense ha tenido que proteger su soberanía frente a grupos que, acostumbrados a someter la voluntad popular a su antojo, creían poder actuar con violencia –activa o pasiva- impunemente. Surgió así el término “militarización” de Costa Rica. De forma casi simultánea el PAC –la cara política y dulcificada del populismo radical en el país- inicia una campaña cargada de falsedades, como se ha podido comprobar a posteriori, en la que se acusa a una empresa de producir componentes armamentísticos y se vincula el Tratado de Libre Comercio con los EE UU con la producción y almacenamiento de armas en el país.
Granma vuelve a la carga, en esta ocasión con un columnista de lujo: Rodrigo Carazo, expresidente de la República, volviendo a definir la “militarización” de Costa Rica. Igualmente el líder sindical Albino Vargas firma un artículo en el periódico de Fidel Castro y deja clara su conexión con el artículo aparecido días atrás en el rotativo del régimen dictatorial. No es de extrañar la posición del sindicalista, conocedor de que la apertura de los monopolios del Estado le supondrán la práctica desaparición de la escena pública. Lo realmente preocupante es la corresponsalía de Carazo, uno de los presidentes más nefastos de la historia reciente del país, según una encuesta publicada por la Universidad de Costa Rica, e impulsor de la mayor devaluación que se haya conocido en la economía local. Ahora Carazo, escudado en las circunstancias internacionales que rodearon su funesto mandato y el paso del tiempo para volver a la escena política, esta vez en las filas del populismo de izquierdas, con un discurso radical y muy alejado de lo que fue su verdadera acción como gobernante.
Pero en esto de sacar cadáveres políticos del armario es en lo que se han especializado algunos para los cuales el fin –conseguir el poder a toda costa- justifica los medios. Desde Alberto Cañas, hasta Rodrigo Carazo, pasando por la viuda de Facio o apoderándose del legado del mismísimo Figueres. Todo vale para ganar votos, para forjar una doctrina política fundamentada en el populismo y en el control absoluto de la sociedad por parte del Estado.
Hoy se han destapado todos ellos. Aplauden la dictadura fidelista y el caciquismo chavista –sus grandes valedores- pero son las “víctimas” de la represión de las fuerzas de orden público en Costa Rica. Tras años de campar a sus respetos en la escena político-económica nacional ante la debilidad de gobernantes como Abel Pacheco y décadas consolidando beneficios, ahora llega un Ejecutivo capaz de hacerles frente y que podría dar al traste con sus pretensiones hegemónicas. No me cabe duda de que esta banda de tergiversadores de la doctrina maquiavélica están sentando las bases para buscar el enfrentamiento violento de cara a la aprobación del TLC.
En las pasadas elecciones de febrero estuvieron a punto de dar la campanada, emplearon millones de dólares de dudosa procedencia, pero sobre todo un discurso demagógico desconocido en el país. Aún así fracasaron, pero no cejan en su empeño y despliegan todas sus armas sin titubear, caiga quien caiga, pese a quien pese y aunque sea el país el principal damnificado por sus viles métodos. Son capaces de quemar la tierra mientras quede algo que poseer.
Frente a esta vileza no cabe la cobardía.
La aplicación de la justificación de los medios para obtener un fin, sin embargo, se extiende en nuestros días con sorprendente agilidad. Aquí en la Costa Rica que hoy vemos que hace su aparición el maquiavelismo más desgarrado por parte de ciertos grupos que no parpadean a la hora de intentar dividir a la sociedad, cuando no de destrozar la imagen internacional de su propia patria. Entonces no debemos hablar de maquiavelismo, sino de vileza en toda la extensión del término.
En el transcurso de una semana hemos comprobado la conexión internacional entre los movimientos sindicales nacionales –acompañados de los grupos políticos que les dan soporte- y ese fenómeno de la izquierda populista latinoamericana. Una conexión sospechada –y negada sistemáticamente- desde hace algunos años, sobre todo a partir aquella huelga del transporte que dejó paralizadas las carreteras del país en 2004. No cabe duda que los tentáculos del renaciente imperio de los petrodólares bolivarianos son largos y que Costa Rica no podría quedar al margen. Es más, destruir la imagen de la esperanza democrática latinoamericana, encarnada de forma ejemplar por Costa Rica es, a todas luces, uno de los objetivos de los que quieren resucitar el sueño unificador totalitario de Ernesto “Ché” Guevara.
Sorpresivamente el diario oficial de la dictadura cubana, Granma, magnificaba los recientes acontecimientos en los que el Estado de Derecho costarricense ha tenido que proteger su soberanía frente a grupos que, acostumbrados a someter la voluntad popular a su antojo, creían poder actuar con violencia –activa o pasiva- impunemente. Surgió así el término “militarización” de Costa Rica. De forma casi simultánea el PAC –la cara política y dulcificada del populismo radical en el país- inicia una campaña cargada de falsedades, como se ha podido comprobar a posteriori, en la que se acusa a una empresa de producir componentes armamentísticos y se vincula el Tratado de Libre Comercio con los EE UU con la producción y almacenamiento de armas en el país.
Granma vuelve a la carga, en esta ocasión con un columnista de lujo: Rodrigo Carazo, expresidente de la República, volviendo a definir la “militarización” de Costa Rica. Igualmente el líder sindical Albino Vargas firma un artículo en el periódico de Fidel Castro y deja clara su conexión con el artículo aparecido días atrás en el rotativo del régimen dictatorial. No es de extrañar la posición del sindicalista, conocedor de que la apertura de los monopolios del Estado le supondrán la práctica desaparición de la escena pública. Lo realmente preocupante es la corresponsalía de Carazo, uno de los presidentes más nefastos de la historia reciente del país, según una encuesta publicada por la Universidad de Costa Rica, e impulsor de la mayor devaluación que se haya conocido en la economía local. Ahora Carazo, escudado en las circunstancias internacionales que rodearon su funesto mandato y el paso del tiempo para volver a la escena política, esta vez en las filas del populismo de izquierdas, con un discurso radical y muy alejado de lo que fue su verdadera acción como gobernante.
Pero en esto de sacar cadáveres políticos del armario es en lo que se han especializado algunos para los cuales el fin –conseguir el poder a toda costa- justifica los medios. Desde Alberto Cañas, hasta Rodrigo Carazo, pasando por la viuda de Facio o apoderándose del legado del mismísimo Figueres. Todo vale para ganar votos, para forjar una doctrina política fundamentada en el populismo y en el control absoluto de la sociedad por parte del Estado.
Hoy se han destapado todos ellos. Aplauden la dictadura fidelista y el caciquismo chavista –sus grandes valedores- pero son las “víctimas” de la represión de las fuerzas de orden público en Costa Rica. Tras años de campar a sus respetos en la escena político-económica nacional ante la debilidad de gobernantes como Abel Pacheco y décadas consolidando beneficios, ahora llega un Ejecutivo capaz de hacerles frente y que podría dar al traste con sus pretensiones hegemónicas. No me cabe duda de que esta banda de tergiversadores de la doctrina maquiavélica están sentando las bases para buscar el enfrentamiento violento de cara a la aprobación del TLC.
En las pasadas elecciones de febrero estuvieron a punto de dar la campanada, emplearon millones de dólares de dudosa procedencia, pero sobre todo un discurso demagógico desconocido en el país. Aún así fracasaron, pero no cejan en su empeño y despliegan todas sus armas sin titubear, caiga quien caiga, pese a quien pese y aunque sea el país el principal damnificado por sus viles métodos. Son capaces de quemar la tierra mientras quede algo que poseer.
Frente a esta vileza no cabe la cobardía.
7 de octubre de 2006
El regreso repentino de "nuestro" juez estrella
Hace dos meses me encontraba yo por España y un amigo muy conectado con las altas esferas del poder judicial -no confundir con el CGPJ-, me puso de manifiesto lo sospechoso del regreso a su plaza de titular en la Audiencia Nacional de Baltasar Garzón. No dí mayor importancia al tema, además de que este comentario se inscribió en el marco de las negociaciones Gobierno-ETA.
En efecto, el juez y ex-secretario de estado durante la época de Felipe González, utilizado por este último como maquillaje ante la avalancha de casos de corrupción que se destaparon en la España de la primera mitad de los 90, decidió regresar este verano de su excedencia docente -creo que andaba en EE UU dando clases y facturando al estilo Bill Clinton por dictar conferencias- de forma sorpresiva. De este modo algún advenedizo, que estaba molestando más de la cuenta en ese obscuro cuartel en el que se dilucidan los grandes temas de la política patria, salió de la escena y dejó, por tanto, de molestar.
Ahora Garzón no sólo se está dedicando a poner orden en las autorizaciones de manifestaciones batasunas y otros aspectos referentes al "Proceso de Paz" -¿hubo alguna vez una guerra?-, sino que ha tenido que intervenir en el tema estrella de la Legislatura -el 11M- antes de que se tuerzan las cosas para el Gobierno. Con lo cual el regreso del juez expolítico más polémico de la democracia española resulta más que sospechoso.
La sospecha acerca de la repentina vuelta de Garzón que me transmitió mi amigo ahora se ve clarificada. ¿Es posible que alguien dejé una excedencia de dos años ganando dinero a espuertas para volver al ojo del huracán y a trabajar 16 horas al día por unos 100.000 euros al año?.
Los que me han leído algo saben que yo no soy de los que se despiertan a medianoche pensando en que Rubalcaba estaba al tanto antes que los propios responsables de Interior de la información policial sobre el 11-M durante los días de marras. Tampoco me sobresalta que ETA fuese partícipe o simplemente espectador -de los que brindan con cava por la muerte ajena-. Pero al menos tenía cierta esperanza en que el caso estaba en manos de un órgano independiente, un poder básico de nuestra estructura democrática, inalterable, incorruptible, desvinculado de la dialéctica pepiñoblanquista o jimenezlosantiana. Hoy he despertado de mi sueño.
Garzón ha vuelto a petición del PSOE y desconocemos a cambio de qué, pero sí sabemos por qué y para qué. Tiene gracia que hoy recurra al CGPJ diciendo que su trabajo se está viendo "presionado" o que "se ve sometido a ataques sistemáticos e injustificados, gravemente atentatorios a la independencia del Poder Judicial". ¿Qué independencia, su Señoría?. ¿Acaso no fue Vd. un alto cargo de la Administración durante el anterior mandato del partido que hoy ostenta el poder y que lo consiguió gracias a los atentados terroristas cuya clarificación judicial ahora recae en sus manos?.
¿No resulta absolutamente sospechoso que hoy mismo el dirigente de un país encumbrado tras la muerte de 191 personas a manos del terror pida al principal líder de la oposición "respeto a la Justicia". ¿Qué justicia, señores?. ¿La ley del embudo?. Ahora sí que se les ha visto el plumero.
(Sigua el debate en http://www.terceravia.com/foro/viewtopic.php?t=772)
En efecto, el juez y ex-secretario de estado durante la época de Felipe González, utilizado por este último como maquillaje ante la avalancha de casos de corrupción que se destaparon en la España de la primera mitad de los 90, decidió regresar este verano de su excedencia docente -creo que andaba en EE UU dando clases y facturando al estilo Bill Clinton por dictar conferencias- de forma sorpresiva. De este modo algún advenedizo, que estaba molestando más de la cuenta en ese obscuro cuartel en el que se dilucidan los grandes temas de la política patria, salió de la escena y dejó, por tanto, de molestar.
Ahora Garzón no sólo se está dedicando a poner orden en las autorizaciones de manifestaciones batasunas y otros aspectos referentes al "Proceso de Paz" -¿hubo alguna vez una guerra?-, sino que ha tenido que intervenir en el tema estrella de la Legislatura -el 11M- antes de que se tuerzan las cosas para el Gobierno. Con lo cual el regreso del juez expolítico más polémico de la democracia española resulta más que sospechoso.
La sospecha acerca de la repentina vuelta de Garzón que me transmitió mi amigo ahora se ve clarificada. ¿Es posible que alguien dejé una excedencia de dos años ganando dinero a espuertas para volver al ojo del huracán y a trabajar 16 horas al día por unos 100.000 euros al año?.
Los que me han leído algo saben que yo no soy de los que se despiertan a medianoche pensando en que Rubalcaba estaba al tanto antes que los propios responsables de Interior de la información policial sobre el 11-M durante los días de marras. Tampoco me sobresalta que ETA fuese partícipe o simplemente espectador -de los que brindan con cava por la muerte ajena-. Pero al menos tenía cierta esperanza en que el caso estaba en manos de un órgano independiente, un poder básico de nuestra estructura democrática, inalterable, incorruptible, desvinculado de la dialéctica pepiñoblanquista o jimenezlosantiana. Hoy he despertado de mi sueño.
Garzón ha vuelto a petición del PSOE y desconocemos a cambio de qué, pero sí sabemos por qué y para qué. Tiene gracia que hoy recurra al CGPJ diciendo que su trabajo se está viendo "presionado" o que "se ve sometido a ataques sistemáticos e injustificados, gravemente atentatorios a la independencia del Poder Judicial". ¿Qué independencia, su Señoría?. ¿Acaso no fue Vd. un alto cargo de la Administración durante el anterior mandato del partido que hoy ostenta el poder y que lo consiguió gracias a los atentados terroristas cuya clarificación judicial ahora recae en sus manos?.
¿No resulta absolutamente sospechoso que hoy mismo el dirigente de un país encumbrado tras la muerte de 191 personas a manos del terror pida al principal líder de la oposición "respeto a la Justicia". ¿Qué justicia, señores?. ¿La ley del embudo?. Ahora sí que se les ha visto el plumero.
(Sigua el debate en http://www.terceravia.com/foro/viewtopic.php?t=772)
21 de septiembre de 2006
Occidente es una entelequia
Al socaire de las declaraciones malinterpretadas –como de costumbre- del máximo pontífice de la iglesia católica, uno de los inestimables foristas de Tercera Vía sacó a relucir la reacción de “Occidente” ante la violencia desatada en el mundo fundamentalista islámico. No es el objetivo de estas líneas realizar mayor análisis o referencia a la sobredimensionada ocurrencia papal, sino centrarse en ese término empleado, en este caso, como referencia a una realidad distorsionada, difuminada, casi invisible: Occidente.
¿Qué es “Occidente”?. Se habla de “cultura occidental” como contraparte de la “cultura oriental”, pero ya las latitudes no existen en un mundo globalizado. El origen parece encontrarse en la Edad Media y los grandes enfrentamientos de tinte religioso. Si hoy hablamos de religión, encontramos más población cristiana en el Líbano, en términos relativos, de la que pueda haber en muchos barrios de las grandes metrópolis europeas, como Paris, Londres o Berlín. Incluso el catolicismo se encuentra en franco retroceso en todo el mundo frente a otrora religiones minoritarias y sectas, cuando no en contrapartida de un ateísmo militante.
Si hacemos referencia a parámetros de desarrollo, sería difícil encontrar en las latitudes similitudes en los niveles de renta o industrialización de los países, salvando Europa y África, en los extremos opuestos. Porque América, salvo lo que existe al norte de México, tiene una amalgama de tercermundismo y países de desarrollo intermedio difícil de definir. Sin hablar de Asia, con sus “tigres” y sus paraísos de desarrollo financiero como Taiwán o Singapur. ¿Dónde ubicar a Sudáfrica o a los Emiratos Árabes Unidos?.
De costumbres antagónicas no podemos hablar. Hoy el costumbrismo es cada día más local y el consumismo más universal. Se venden más bolsos Louis Vuitton en Beijing que en Paris, en Hong Kong que en Roma. Hay más estatuas budistas en los hoteles de Nueva York que en Birmania. Ni hablar de la cultura, hoy sería imposible distinguir en una galería de arte la obra de un pakistaní de la de un costarricense.
Pero el ser humano gusta de acogerse a viejos paradigmas y además si éstos le proporcionan seguridad. Seguridad, para unos, de pertenencia a un ente poderoso, definido como un mundo en el que el bien es lo cotidiano, siendo el bien esos grandes valores universales teóricamente compartidos: democracia, paz, libertad… Seguridad, por qué no, de un enemigo común, para otros, aquel que nos olvidó o nos subyugó en el pasado, aquel que con su mera presencia nos facilita el opio que el pueblo –ese ente intangible y volátil- necesita para seguir ciegamente los pasos de los líderes fanáticos. Esos líderes que sí que tienen claro qué es “Occidente”: la muleta sobre la que se asientan todos sus intereses, presuntamente compartidos con la masa, metafóricamente denominada “el pueblo”.
Hace unas horas el presidente/dictador de Venezuela se subía al estrado principal de las Naciones Unidas, cual si de uno de sus púlpitos nacionales se tratase, uno de esos cortijos establecidos por la dictadura en ciernes como el canal satélite Telesur –creado por él mismo- o el programa semanal de la televisión pública venezolana, para lanzar una de sus histriónicas peroratas sobre el imperialismo y las pretensiones “hegemónicas” de George W. Bush. Ese parece ser el representante de ese “Occidente” difuminado. El único hacia el que se vuelcan las miradas, el enemigo común, en cuyo “tonel” nos incluyen a todos los “occidentales”.
¿Acaso son los EE UU la viva imagen de “Occidente”?. No hay más que ver las últimas encuestas sobre la animadversión que genera el país más industrializado del mundo entre la población de países como España, Alemania o China para tirar por tierra la pretensión “hegemónica” de una y otra parte. Sin embargo, como ya se ha dicho, el ser humano busca de esa homogeneidad para sentirse seguro.
Cuando un dictadorzuelo plantea un discurso pretendidamente incendiario en el plenario de la ONU o cuando una banda de fundamentalistas islámicos queman crucifijos en las calles de Estambul, no cabe duda de que para ellos da igual lo que un español, un estadounidense, un italiano o un británico piensen o sean. Católico, judío, musulmán sunita o evangélico. Empleado de banca, obrero de la construcción, magnate de los medios de comunicación, político corrupto o funcionario de prisiones. Al fin y al cabo un miembro más de esa entelequia conocida como “Occidente”.
¿Qué es “Occidente”?. Se habla de “cultura occidental” como contraparte de la “cultura oriental”, pero ya las latitudes no existen en un mundo globalizado. El origen parece encontrarse en la Edad Media y los grandes enfrentamientos de tinte religioso. Si hoy hablamos de religión, encontramos más población cristiana en el Líbano, en términos relativos, de la que pueda haber en muchos barrios de las grandes metrópolis europeas, como Paris, Londres o Berlín. Incluso el catolicismo se encuentra en franco retroceso en todo el mundo frente a otrora religiones minoritarias y sectas, cuando no en contrapartida de un ateísmo militante.
Si hacemos referencia a parámetros de desarrollo, sería difícil encontrar en las latitudes similitudes en los niveles de renta o industrialización de los países, salvando Europa y África, en los extremos opuestos. Porque América, salvo lo que existe al norte de México, tiene una amalgama de tercermundismo y países de desarrollo intermedio difícil de definir. Sin hablar de Asia, con sus “tigres” y sus paraísos de desarrollo financiero como Taiwán o Singapur. ¿Dónde ubicar a Sudáfrica o a los Emiratos Árabes Unidos?.
De costumbres antagónicas no podemos hablar. Hoy el costumbrismo es cada día más local y el consumismo más universal. Se venden más bolsos Louis Vuitton en Beijing que en Paris, en Hong Kong que en Roma. Hay más estatuas budistas en los hoteles de Nueva York que en Birmania. Ni hablar de la cultura, hoy sería imposible distinguir en una galería de arte la obra de un pakistaní de la de un costarricense.
Pero el ser humano gusta de acogerse a viejos paradigmas y además si éstos le proporcionan seguridad. Seguridad, para unos, de pertenencia a un ente poderoso, definido como un mundo en el que el bien es lo cotidiano, siendo el bien esos grandes valores universales teóricamente compartidos: democracia, paz, libertad… Seguridad, por qué no, de un enemigo común, para otros, aquel que nos olvidó o nos subyugó en el pasado, aquel que con su mera presencia nos facilita el opio que el pueblo –ese ente intangible y volátil- necesita para seguir ciegamente los pasos de los líderes fanáticos. Esos líderes que sí que tienen claro qué es “Occidente”: la muleta sobre la que se asientan todos sus intereses, presuntamente compartidos con la masa, metafóricamente denominada “el pueblo”.
Hace unas horas el presidente/dictador de Venezuela se subía al estrado principal de las Naciones Unidas, cual si de uno de sus púlpitos nacionales se tratase, uno de esos cortijos establecidos por la dictadura en ciernes como el canal satélite Telesur –creado por él mismo- o el programa semanal de la televisión pública venezolana, para lanzar una de sus histriónicas peroratas sobre el imperialismo y las pretensiones “hegemónicas” de George W. Bush. Ese parece ser el representante de ese “Occidente” difuminado. El único hacia el que se vuelcan las miradas, el enemigo común, en cuyo “tonel” nos incluyen a todos los “occidentales”.
¿Acaso son los EE UU la viva imagen de “Occidente”?. No hay más que ver las últimas encuestas sobre la animadversión que genera el país más industrializado del mundo entre la población de países como España, Alemania o China para tirar por tierra la pretensión “hegemónica” de una y otra parte. Sin embargo, como ya se ha dicho, el ser humano busca de esa homogeneidad para sentirse seguro.
Cuando un dictadorzuelo plantea un discurso pretendidamente incendiario en el plenario de la ONU o cuando una banda de fundamentalistas islámicos queman crucifijos en las calles de Estambul, no cabe duda de que para ellos da igual lo que un español, un estadounidense, un italiano o un británico piensen o sean. Católico, judío, musulmán sunita o evangélico. Empleado de banca, obrero de la construcción, magnate de los medios de comunicación, político corrupto o funcionario de prisiones. Al fin y al cabo un miembro más de esa entelequia conocida como “Occidente”.
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9 de julio de 2006
Mas se perdio en Cuba
En fechas muy recientes por diversas direcciones he sido testigo de cómo el régimen cubano sigue causando una extraña fascinación entre los seguidores de la izquierda populista latinoamericana. El renovado fulgor de la dictadura de Fidel Castro se debe sin duda a los nuevos bríos con que el “comandante” afronta su liderazgo, no ya ante la paupérrima población de su país, sino como la cabeza pensante y ejemplo a seguir de una nueva generación de aspirantes a caudillos recién horneada en todo el continente americano. Pero sobre todo gracias al auspicio de la colaboración desinteresada de un nuevo mecenas, el “jeque” iberoamericano Hugo Chávez.
Desde Honduras al Paraguay el régimen cubano ha lanzado una operación, pagada por el pueblo venezolano, mediante la cual se fletan aviones llenos de personas que necesitan operaciones médicas, las cuales son intervenidas por los eficientes cirujanos cubanos. Así, el régimen comunista luce su más poderoso emblema: la sanidad. A los “hermanos” enfermos los meten en un hotel-residencia, el Tritón, si no me equivoco, con vistas al mar. Ahí llegan las consignas: ¿Cómo es posible que en los EE UU la sanidad no sea gratuita y en Cuba sí?. Claro que ni cubanos, ni venezolanos, patrocinadores al final de tan refinadas atenciones, cuentan con los mismos cuidados que los “hermanos invitados”.
Sin ir más lejos, Ollanta Humala acaba de regresar al Perú después de ser intervenido en Cuba de una afección vesicular. Claro que el líder nacionalista peruano no viajó en los Yakolev 42 “canalla class” como el resto de los gratuitamente operados, sino en uno de esos learjets que los miembros de las altas instancias del comunismo tienen reservados para “uso oficial”.
La cuestión es que la campaña de simpatización con el régimen que Fidel Castro ha lanzado con el dinero aportado por Venezuela está generando adeptos. Así, se empiezan a proferir por parte de la autodenominada neoizquierda latina sin tapujos una serie de afirmaciones que rozan la paranoia y que, a cualquiera que haya viajado a Cuba no pueden más que causarle hilaridad, cuando no directamente carcajadas.
La que más extendida está es una frase que ya he escuchado dos veces en menos de diez días: “En Cuba no se pasa hambre, sino necesidades y de éstas todos tenemos”. Que viene acompañada de otra que dice que los cubanos comen todos tres veces al día. Claro que el que llega a decir esto seguro que cuando fue a la isla se alojó en algún hotel abanderado por alguna cadena española o en el emblemático y decadente Hotel Nacional, en los cuales sirven Möet-Chandon y –sorpréndase- Coca-Cola, sino en el antes mencionado Tritón. La tozudez de la realidad es bien distinta. La cartilla de racionamiento no da para mucho y las tres comidas diarias apenas si incluyen tres ingredientes –uno de ellos la sal- en tan generosa dieta. Sin duda no pasan hambre, lo que se dice hambre, pero seguramente entre las necesidades de los feligreses fidelistas está variar un poquito el menú, aunque sea los domingos. Y es que un pollo por persona y mes es el lujo asiático de la cartilla. Más que “¡Socialismo o muerte!” Fidel debería vociferar en sus insufribles discursos ¡Arroz y frijoles o muerte!.
Otra de las más curiosas afirmaciones de los seguidores de la dictadura cubana es la que versa sobre la gratuidad de la educación y las bondades del sistema educativo de la isla. No les falta razón sin miramos las cifras oficiales referentes a los elevadísimos niveles de escolarización en todos los grados, desde la educación primaria a la universitaria. El régimen no ha descuidado su labor fundamental en la formación de las mentes de sus súbditos, ese factor es fundamental para entender el hecho. Lo preocupante es ver en Cuba a qué son degradados miles de titulados universitarios, los cuales no tienen más opción que conducir taxis o acercarse a los turistas para ofrecerles su servicios como guías. Aunque si de trasfondo humano hablamos, ¿cómo puede pensar alguien que una persona culta y con tan sublime educación pueda soportar ver cómo su vida se reduce a lo que los designios del Partido le tengan reservado?.
Para culminar lo que resulta de una pasmosa mediocridad es que se llegue a afirmar sin rubor que los cubanos acuden masivamente a las urnas, síntoma inequívoco, según dicen los invitados del régimen, del nivel de participación democrática existente en Cuba. Incluso alguno de estos idólatras del dictador llegan a cifrar en un 98 por ciento el nivel de participación en un plebiscito, como ejemplo irrefutable de la salud de la “Revolución”. A mi no me cabe duda de que el 2 por ciento que no acudió o se encontraba en algún trance por el cual su vida peligraba o simplemente estaba engrosando las hacinadas cárceles dentro de la sección: Enemigos de la Revolución.
Algunos vamos a tener que dejar de usar esa expresión cariñosa que se emplea ante la adversidad menor para consolar a los amigos: “No te preocupes, más se perdió en Cuba”. Porque a estas alturas de la evolución humana, independientemente de la titularidad de la isla a la que se refiere la expresión de ánimo, lo que están perdiendo once millones de personas es la esperanza.
Desde Honduras al Paraguay el régimen cubano ha lanzado una operación, pagada por el pueblo venezolano, mediante la cual se fletan aviones llenos de personas que necesitan operaciones médicas, las cuales son intervenidas por los eficientes cirujanos cubanos. Así, el régimen comunista luce su más poderoso emblema: la sanidad. A los “hermanos” enfermos los meten en un hotel-residencia, el Tritón, si no me equivoco, con vistas al mar. Ahí llegan las consignas: ¿Cómo es posible que en los EE UU la sanidad no sea gratuita y en Cuba sí?. Claro que ni cubanos, ni venezolanos, patrocinadores al final de tan refinadas atenciones, cuentan con los mismos cuidados que los “hermanos invitados”.
Sin ir más lejos, Ollanta Humala acaba de regresar al Perú después de ser intervenido en Cuba de una afección vesicular. Claro que el líder nacionalista peruano no viajó en los Yakolev 42 “canalla class” como el resto de los gratuitamente operados, sino en uno de esos learjets que los miembros de las altas instancias del comunismo tienen reservados para “uso oficial”.
La cuestión es que la campaña de simpatización con el régimen que Fidel Castro ha lanzado con el dinero aportado por Venezuela está generando adeptos. Así, se empiezan a proferir por parte de la autodenominada neoizquierda latina sin tapujos una serie de afirmaciones que rozan la paranoia y que, a cualquiera que haya viajado a Cuba no pueden más que causarle hilaridad, cuando no directamente carcajadas.
La que más extendida está es una frase que ya he escuchado dos veces en menos de diez días: “En Cuba no se pasa hambre, sino necesidades y de éstas todos tenemos”. Que viene acompañada de otra que dice que los cubanos comen todos tres veces al día. Claro que el que llega a decir esto seguro que cuando fue a la isla se alojó en algún hotel abanderado por alguna cadena española o en el emblemático y decadente Hotel Nacional, en los cuales sirven Möet-Chandon y –sorpréndase- Coca-Cola, sino en el antes mencionado Tritón. La tozudez de la realidad es bien distinta. La cartilla de racionamiento no da para mucho y las tres comidas diarias apenas si incluyen tres ingredientes –uno de ellos la sal- en tan generosa dieta. Sin duda no pasan hambre, lo que se dice hambre, pero seguramente entre las necesidades de los feligreses fidelistas está variar un poquito el menú, aunque sea los domingos. Y es que un pollo por persona y mes es el lujo asiático de la cartilla. Más que “¡Socialismo o muerte!” Fidel debería vociferar en sus insufribles discursos ¡Arroz y frijoles o muerte!.
Otra de las más curiosas afirmaciones de los seguidores de la dictadura cubana es la que versa sobre la gratuidad de la educación y las bondades del sistema educativo de la isla. No les falta razón sin miramos las cifras oficiales referentes a los elevadísimos niveles de escolarización en todos los grados, desde la educación primaria a la universitaria. El régimen no ha descuidado su labor fundamental en la formación de las mentes de sus súbditos, ese factor es fundamental para entender el hecho. Lo preocupante es ver en Cuba a qué son degradados miles de titulados universitarios, los cuales no tienen más opción que conducir taxis o acercarse a los turistas para ofrecerles su servicios como guías. Aunque si de trasfondo humano hablamos, ¿cómo puede pensar alguien que una persona culta y con tan sublime educación pueda soportar ver cómo su vida se reduce a lo que los designios del Partido le tengan reservado?.
Para culminar lo que resulta de una pasmosa mediocridad es que se llegue a afirmar sin rubor que los cubanos acuden masivamente a las urnas, síntoma inequívoco, según dicen los invitados del régimen, del nivel de participación democrática existente en Cuba. Incluso alguno de estos idólatras del dictador llegan a cifrar en un 98 por ciento el nivel de participación en un plebiscito, como ejemplo irrefutable de la salud de la “Revolución”. A mi no me cabe duda de que el 2 por ciento que no acudió o se encontraba en algún trance por el cual su vida peligraba o simplemente estaba engrosando las hacinadas cárceles dentro de la sección: Enemigos de la Revolución.
Algunos vamos a tener que dejar de usar esa expresión cariñosa que se emplea ante la adversidad menor para consolar a los amigos: “No te preocupes, más se perdió en Cuba”. Porque a estas alturas de la evolución humana, independientemente de la titularidad de la isla a la que se refiere la expresión de ánimo, lo que están perdiendo once millones de personas es la esperanza.
27 de junio de 2006
Memoria historica y varas de medir
Hace unas semanas se aprobaba en el Parlamento español la declaración del Año de la Memoria Histórica a petición de Izquierda Unida (IU) y con el apoyo del partido en el Gobierno y la mayoría de las fuerzas políticas, sobre todo nacionalistas. Esta declaración pretende que no se olvide la confrontación civil española iniciada en 1936 y la posterior dictadura de Francisco Franco.
Leíamos en Tercera Vía que “en España se ha vivido una transición ejemplar. Modelo para muchos países que han pasado de la dictadura a la democracia y no han terminado de lograr la nación que convive a pesar de las diferentes ideologías de sus habitantes. Superada la transición ahora hay que reabrir las heridas y señalar a cualquiera que no esté dispuesto a honrar a los muertos del bando perdedor, los del bando ganador y las víctimas colaterales no cuentan, ahora son los malos o simplemente muertos sin conciencia de clase”. Porque los muertos de la contienda fraticida patria están resultando ahora claves para el apuntalamiento en el poder de este “rojo” gobierno.
Sin embargo, en el otro lado de la balanza tenemos a otros muertos, más de 800, de los cuales queremos olvidarnos, pretendemos pasarlos por alto, no son convenientes en este momento. Estos han muerto mucho después y no ha sido fruto de una guerra, ni de un golpe de estado, ni de fusilamientos, sino que han muerto por medio del terror, mediante el disparo en la nuca o el coche-bomba.
Cuando a mediados de los 70 la sociedad española decide, en un ejemplo de madurez hoy alabado por el mundo entero y por la Historia, olvidar una etapa de cuarenta años para sembrar la semilla de la concordia, la paz y la democracia, los cientos de miles de muertos quedaron enterrados y bien enterrados. Pero ahora se pretenden desenterrar.
Los que no interesan son los muertos asesinados por ETA. Esos que se queden en los camposantos y en el recuerdo de sus familiares. Hemos de mirar hacia el futuro y hacer un esfuerzo para que triunfe la paz y acabar con la lacra del terrorismo mediante el diálogo.
Imagino que ya el lector ha comprobado que en esta España del neo-izquierdismo políticamente correcto existen varias categorías de muertos, al igual que diversas varas de medirlos. Aquellos que lucharon en la Guerra Civil del bando republicano interesan, valen, ¡memoria histórica!. De los que murieron defendiendo sus ideas en plena democracia mejor olvidarnos, al menos por ahora.
Uno viene defendiendo el proceso de paz en el País Vasco pero no a cualquier precio y sin olvidarnos de que las víctimas merecen nuestro reconocimiento. Nuestros predecesores hicieron un esfuerzo y nosotros lo haremos, pero no intentemos resucitar muertos cuando hay otros más recientes a cuyas familias pedimos “altura de miras”.
www.terceravia.com
Leíamos en Tercera Vía que “en España se ha vivido una transición ejemplar. Modelo para muchos países que han pasado de la dictadura a la democracia y no han terminado de lograr la nación que convive a pesar de las diferentes ideologías de sus habitantes. Superada la transición ahora hay que reabrir las heridas y señalar a cualquiera que no esté dispuesto a honrar a los muertos del bando perdedor, los del bando ganador y las víctimas colaterales no cuentan, ahora son los malos o simplemente muertos sin conciencia de clase”. Porque los muertos de la contienda fraticida patria están resultando ahora claves para el apuntalamiento en el poder de este “rojo” gobierno.
Sin embargo, en el otro lado de la balanza tenemos a otros muertos, más de 800, de los cuales queremos olvidarnos, pretendemos pasarlos por alto, no son convenientes en este momento. Estos han muerto mucho después y no ha sido fruto de una guerra, ni de un golpe de estado, ni de fusilamientos, sino que han muerto por medio del terror, mediante el disparo en la nuca o el coche-bomba.
Cuando a mediados de los 70 la sociedad española decide, en un ejemplo de madurez hoy alabado por el mundo entero y por la Historia, olvidar una etapa de cuarenta años para sembrar la semilla de la concordia, la paz y la democracia, los cientos de miles de muertos quedaron enterrados y bien enterrados. Pero ahora se pretenden desenterrar.
Los que no interesan son los muertos asesinados por ETA. Esos que se queden en los camposantos y en el recuerdo de sus familiares. Hemos de mirar hacia el futuro y hacer un esfuerzo para que triunfe la paz y acabar con la lacra del terrorismo mediante el diálogo.
Imagino que ya el lector ha comprobado que en esta España del neo-izquierdismo políticamente correcto existen varias categorías de muertos, al igual que diversas varas de medirlos. Aquellos que lucharon en la Guerra Civil del bando republicano interesan, valen, ¡memoria histórica!. De los que murieron defendiendo sus ideas en plena democracia mejor olvidarnos, al menos por ahora.
Uno viene defendiendo el proceso de paz en el País Vasco pero no a cualquier precio y sin olvidarnos de que las víctimas merecen nuestro reconocimiento. Nuestros predecesores hicieron un esfuerzo y nosotros lo haremos, pero no intentemos resucitar muertos cuando hay otros más recientes a cuyas familias pedimos “altura de miras”.
www.terceravia.com
21 de mayo de 2006
El choque de culturas
Habiendo tenido ocasión en los últimos meses de estudiar la conquista española de América, me han asaltado una serie de reflexiones acerca de lo que fue aquel proceso y sobre el significado que hoy le atribuyo a lo que, sin duda, fue un gran choque de culturas.
Cuando Cristóbal Colón llega a la isla La Española, hoy República Dominicana, América se encuentra poblada por diversos pueblos que viven en distintos grados de avance tecnológico. En general todos están muy lejos del desarrollo alcanzado por Europa a finales del siglo XV.
Así, las islas y gran parte del continente están habitadas por tribus cuyo tipo de vida se acerca mucho a la del ser humano en la Europa neolítica. Subsistían de la caza, la pesca y la recolección y muy incipientemente la agricultura y la ganadería. La religión y la organización social era muy similar a la descubierta en los hallazgos arqueológicos de la primera Europa neolítica: enterramientos, sacrificios, liderazgo de los ancianos, etc.
En el continente americano, sin embargo, existían tres grandes culturas, llamadas imperios por la mayoría de los historiadores: aztecas o mexicas, mayas e incas. Estas culturas se extendían por Mesoamérica las dos primeras y por la zona andina los incas. Eran culturas avanzadas y que se podría denominar que se encontraban en un nivel de civilización similar al de Mesopotamia o el primer Egipto.
La expansión de mayas, mexicas e incas se desarrolló a base del sometimiento de las tribus menos avanzadas. Aquí se producía continuamente un choque cultural entre civilizaciones que no se encontraban al mismo nivel de desarrollo humano. Algo similar a lo que ocurría continuamente en Europa y Asia desde tiempos de Alejandro Magno.
La más virulenta fue la cultura azteca o mexica que, a la llegada de Hernán Cortés al actual México, seguía enfrascada en guerras contra pequeñas civilizaciones locales como Txlacala.
En definitiva, América venía a ser, en esa época, como la Europa de los gloriosos tiempos del Imperio Griego.
En ese panorama, como digo cuasineolítico, hace su irrupción en el continente una cultura nueva para los habitantes del Nuevo Mundo, mucho más avanzada tecnológicamente y que cree llegar a un lugar diferente del que realmente alcanza. Los primeros contactos exploratorios son entendidos de forma muy distinta por una parte y otra. La hospitalidad local ante los desconocidos, contrasta con el ansia de riquezas de los españoles.
Las tribus son sometidas rápidamente. Muchas de ellas ven en los conquistadores a sus aliados para luchar contra las tribus enemigas, lo cual es utilizado como un ardid por parte de los españoles. Esto sucede primero en las islas caribeñas, Cuba y La Española, trasladándose posteriormente a tierra firme.
El paso desde las islas se inició por Panamá y se extendió rápidamente hacia Costa Rica y Nicaragua, por el norte y hacia Colombia por el sur. El panorama local en la América continental no era muy distinto del de las islas. No obstante, el conocimiento adquirido por los conquistadores les hizo ser más codiciosos y comenzaron muy pronto a recibir hostilidades de diversas tribus. Las rebeliones eran aplastadas, generalmente, sin mayor esfuerzo dada la diferencia tecnológica entre contendientes.
Los choques que más huella han dejado en la Historia, han sido aquellos que enfrentaron a los españoles con las culturas más avanzadas. Estas culturas imperialistas no creyeron en la bondad de los recién llegados y los combates, tras unas primeras fases de tanteo, se iniciaron pronto. La más épica de todas las contiendas fue la que libró Hernán Cortés contra el imperio mexica. Resulta evidente el dominio de la tecnología en esta conquista española que, con apenas un millar de efectivos, doblegó a un imperio con una población estimada superior al millón de habitantes.
Al igual que ocurriera en la antigua Roma. El poder tecnológico se imponía sobre las culturas menos avanzadas.
No podemos abstraernos de la crudeza del choque cultural y de los desmanes cometidos a los largo del proceso. Muchas de esas atrocidades se mantuvieron en el tiempo por parte de los españoles que cedieron el testigo a los criollos. Sin duda fue una época obscura para nuestra Historia.
Esta barbarie fue contada por Fray Bartolomé de las Casas en varios libros, de los cuales destaca la “Brevísima historia de la destrucción de las Indias”. Su lectura es bastante pesada y repetitiva, pero no por ello menos interesante. No obstante, la veracidad de los textos de Fray Bartolomé de las Casas ha sido puesta en entredicho por numerosos historiadores, al entenderla excesivamente exagerada.
Tampoco hemos de abstraernos a la situación en Europa. A lo largo del siglo XVI con los Austrias al frente y tras la unificación de España y anexión de Alemania, nuestro país se convierte en la primera potencia europea y emprende campañas militares por doquier. Así, el dominio español se hace patente en Europa. Los países atacados no tardan en utilizar políticamente las conquistas americanas, iniciadas igualmente por los portugueses, considerando que los españoles son unos bárbaros. Los textos de Fray Bartolomé de las Casas son utilizados como arma arrojadiza contra la corona española.
Pasados los siglos aquel choque cultural sigue siendo revisado continuamente, tanto en España como en América y Europa.
Bajo mi punto de vista y sin restar importancia al hecho de que se cometieron auténticas atrocidades, como lo demuestra el descenso espectacular de la población indígena, no podemos continuar flagelándonos con el proceso conquistador. Se produjo el choque cultural más desequilibrado de la Historia, pero antes y después se han venido dando otros choques culturales que han destrozado sociedades y civilizaciones enteras.
El imperio romano destruyó casi todas las civilizaciones del Mediterráneo. Inglaterra y Francia estuvieron con España en la conquista de América del Norte y permanecieron allí por más tiempo que los españoles. A mediados del siglo XIX Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Bélgica y otros países europeos colonizaron África y gran parte de Europa en lo que se dio a conocer como el neocolonialismo, proceso que no finalizó hasta el último tercio del siglo XX.
Estos procesos neocolonialistas esquilmaron a un continente entero y aún se sufren sus consecuencias. En América, el paso colonial, acabó unificando una civilización que, aunque con mucho camino por recorrer, conforma una realidad social y una potencia en lo económico y lo político. Los grandes problemas que hoy vive América Latina, me atrevo a decir que no se deben al período colonial, sino a los procesos de independencia que trajeron más caos que soluciones.
Cuando Cristóbal Colón llega a la isla La Española, hoy República Dominicana, América se encuentra poblada por diversos pueblos que viven en distintos grados de avance tecnológico. En general todos están muy lejos del desarrollo alcanzado por Europa a finales del siglo XV.
Así, las islas y gran parte del continente están habitadas por tribus cuyo tipo de vida se acerca mucho a la del ser humano en la Europa neolítica. Subsistían de la caza, la pesca y la recolección y muy incipientemente la agricultura y la ganadería. La religión y la organización social era muy similar a la descubierta en los hallazgos arqueológicos de la primera Europa neolítica: enterramientos, sacrificios, liderazgo de los ancianos, etc.
En el continente americano, sin embargo, existían tres grandes culturas, llamadas imperios por la mayoría de los historiadores: aztecas o mexicas, mayas e incas. Estas culturas se extendían por Mesoamérica las dos primeras y por la zona andina los incas. Eran culturas avanzadas y que se podría denominar que se encontraban en un nivel de civilización similar al de Mesopotamia o el primer Egipto.
La expansión de mayas, mexicas e incas se desarrolló a base del sometimiento de las tribus menos avanzadas. Aquí se producía continuamente un choque cultural entre civilizaciones que no se encontraban al mismo nivel de desarrollo humano. Algo similar a lo que ocurría continuamente en Europa y Asia desde tiempos de Alejandro Magno.
La más virulenta fue la cultura azteca o mexica que, a la llegada de Hernán Cortés al actual México, seguía enfrascada en guerras contra pequeñas civilizaciones locales como Txlacala.
En definitiva, América venía a ser, en esa época, como la Europa de los gloriosos tiempos del Imperio Griego.
En ese panorama, como digo cuasineolítico, hace su irrupción en el continente una cultura nueva para los habitantes del Nuevo Mundo, mucho más avanzada tecnológicamente y que cree llegar a un lugar diferente del que realmente alcanza. Los primeros contactos exploratorios son entendidos de forma muy distinta por una parte y otra. La hospitalidad local ante los desconocidos, contrasta con el ansia de riquezas de los españoles.
Las tribus son sometidas rápidamente. Muchas de ellas ven en los conquistadores a sus aliados para luchar contra las tribus enemigas, lo cual es utilizado como un ardid por parte de los españoles. Esto sucede primero en las islas caribeñas, Cuba y La Española, trasladándose posteriormente a tierra firme.
El paso desde las islas se inició por Panamá y se extendió rápidamente hacia Costa Rica y Nicaragua, por el norte y hacia Colombia por el sur. El panorama local en la América continental no era muy distinto del de las islas. No obstante, el conocimiento adquirido por los conquistadores les hizo ser más codiciosos y comenzaron muy pronto a recibir hostilidades de diversas tribus. Las rebeliones eran aplastadas, generalmente, sin mayor esfuerzo dada la diferencia tecnológica entre contendientes.
Los choques que más huella han dejado en la Historia, han sido aquellos que enfrentaron a los españoles con las culturas más avanzadas. Estas culturas imperialistas no creyeron en la bondad de los recién llegados y los combates, tras unas primeras fases de tanteo, se iniciaron pronto. La más épica de todas las contiendas fue la que libró Hernán Cortés contra el imperio mexica. Resulta evidente el dominio de la tecnología en esta conquista española que, con apenas un millar de efectivos, doblegó a un imperio con una población estimada superior al millón de habitantes.
Al igual que ocurriera en la antigua Roma. El poder tecnológico se imponía sobre las culturas menos avanzadas.
No podemos abstraernos de la crudeza del choque cultural y de los desmanes cometidos a los largo del proceso. Muchas de esas atrocidades se mantuvieron en el tiempo por parte de los españoles que cedieron el testigo a los criollos. Sin duda fue una época obscura para nuestra Historia.
Esta barbarie fue contada por Fray Bartolomé de las Casas en varios libros, de los cuales destaca la “Brevísima historia de la destrucción de las Indias”. Su lectura es bastante pesada y repetitiva, pero no por ello menos interesante. No obstante, la veracidad de los textos de Fray Bartolomé de las Casas ha sido puesta en entredicho por numerosos historiadores, al entenderla excesivamente exagerada.
Tampoco hemos de abstraernos a la situación en Europa. A lo largo del siglo XVI con los Austrias al frente y tras la unificación de España y anexión de Alemania, nuestro país se convierte en la primera potencia europea y emprende campañas militares por doquier. Así, el dominio español se hace patente en Europa. Los países atacados no tardan en utilizar políticamente las conquistas americanas, iniciadas igualmente por los portugueses, considerando que los españoles son unos bárbaros. Los textos de Fray Bartolomé de las Casas son utilizados como arma arrojadiza contra la corona española.
Pasados los siglos aquel choque cultural sigue siendo revisado continuamente, tanto en España como en América y Europa.
Bajo mi punto de vista y sin restar importancia al hecho de que se cometieron auténticas atrocidades, como lo demuestra el descenso espectacular de la población indígena, no podemos continuar flagelándonos con el proceso conquistador. Se produjo el choque cultural más desequilibrado de la Historia, pero antes y después se han venido dando otros choques culturales que han destrozado sociedades y civilizaciones enteras.
El imperio romano destruyó casi todas las civilizaciones del Mediterráneo. Inglaterra y Francia estuvieron con España en la conquista de América del Norte y permanecieron allí por más tiempo que los españoles. A mediados del siglo XIX Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Bélgica y otros países europeos colonizaron África y gran parte de Europa en lo que se dio a conocer como el neocolonialismo, proceso que no finalizó hasta el último tercio del siglo XX.
Estos procesos neocolonialistas esquilmaron a un continente entero y aún se sufren sus consecuencias. En América, el paso colonial, acabó unificando una civilización que, aunque con mucho camino por recorrer, conforma una realidad social y una potencia en lo económico y lo político. Los grandes problemas que hoy vive América Latina, me atrevo a decir que no se deben al período colonial, sino a los procesos de independencia que trajeron más caos que soluciones.
30 de marzo de 2006
Ahora El Peru
En su tradicional discurso semanal, imitado de su idolatrado Fidel Castro, Hugo Chávez habló de sus inversiones y fichajes en la política continental sin pelos en la lengua. Amenazó: “Ahora en El Perú, en donde vamos a tener otra Bolivia”. Su patrocinado Ollanta Humala encabeza las “apuestas” –antes conocidas como encuestas- electorales frente a la conservadora Lourdes Flores. Humala como Daniel Ortega es un exmilitar cuya familia lidera un movimiento denominado “etnonacionalismo” y propugna la amnistía para Sendero Luminoso y la nacionalización de los medios de comunicación. Claro que Ollanta no ha tardado en renegar de su familia, a pesar de haber sido ferviente admirador de las ideas de los de su mismo apellido hasta hace algo más de un año.
El caso el que Chávez, con “z” de “zorro”, como él se autodenomina mientras llama “borracho” y “genocida” a George W. Bush por su cadena de televisión pública, no tiene reparos en indicar cuáles son sus “apuestas” electorales para el continente. En esta ocasión es Perú el país al que toca controlar por el neo-comunismo. Perú ha vivido cierto milagro económico en los últimos años y sus cifras macroeconómicas han mejorado muchísimo con el gobierno de Alejandro Toledo, al cual se pintaba como a un Evo Morales cualquiera hace una década, pero tras acceder al poder moderó su discurso y ha realizado una muy buena labor en materia económica. Una vez más insuficiente en materia de redistribución de la riqueza, lo cual motiva que el candidato “chavista” haya cambiado su discurso “etnonacionalista” por el “populista” al uso en el continente.
Chávez continúa su expansión política animado por los miles de millones de petrodólares que le están generando los elevadísimos precios del petróleo. Me cuentan que en Nicaragua ha comenzado la campaña y la “diplomacia” venezonalana ha puesto un helicóptero a disposición de Daniel Ortega para que lleve su mensaje populista hasta el más recóndito pueblo del país centroamericano. En Ecuador se alzan miles contra el TLC con EE UU, jaleados por los filibusteros chavistas, una nueva clase social latinoamericana en ebullición.
Que la Unión Europea y los EE UU sigan mirando para otro lado, cuando lleguen los “bomberos” el incendio será imposible de extinguir.
El caso el que Chávez, con “z” de “zorro”, como él se autodenomina mientras llama “borracho” y “genocida” a George W. Bush por su cadena de televisión pública, no tiene reparos en indicar cuáles son sus “apuestas” electorales para el continente. En esta ocasión es Perú el país al que toca controlar por el neo-comunismo. Perú ha vivido cierto milagro económico en los últimos años y sus cifras macroeconómicas han mejorado muchísimo con el gobierno de Alejandro Toledo, al cual se pintaba como a un Evo Morales cualquiera hace una década, pero tras acceder al poder moderó su discurso y ha realizado una muy buena labor en materia económica. Una vez más insuficiente en materia de redistribución de la riqueza, lo cual motiva que el candidato “chavista” haya cambiado su discurso “etnonacionalista” por el “populista” al uso en el continente.
Chávez continúa su expansión política animado por los miles de millones de petrodólares que le están generando los elevadísimos precios del petróleo. Me cuentan que en Nicaragua ha comenzado la campaña y la “diplomacia” venezonalana ha puesto un helicóptero a disposición de Daniel Ortega para que lleve su mensaje populista hasta el más recóndito pueblo del país centroamericano. En Ecuador se alzan miles contra el TLC con EE UU, jaleados por los filibusteros chavistas, una nueva clase social latinoamericana en ebullición.
Que la Unión Europea y los EE UU sigan mirando para otro lado, cuando lleguen los “bomberos” el incendio será imposible de extinguir.
22 de febrero de 2006
Costa Rica no se lo merece
Anoche vivimos un episodio triste para la democracia en este país que me acoge. Ottón Solís, candidato del PAC, realizó una cadena de televisión en la que pretendió emborronar el proceso electoral vivido el 5 de febrero, salvo que el órgano judicial independiente, surgido de la voluntad popular y consolidado por una trayectoria de 50 años, siga sus dictados y cuente, de nuevo las 712 mesas que no entraron en el primer conteo electrónico y que fueron las primeras en escrutarse manualmente, con los resultados de sobra conocidos por todos.
Solís amenazó al TSE de forma velada y sibilina. Habló de una serie de anomalías que fueron una a una desmentidas por uno de los magistrados del TSE -recordemos que los magistrados, son jueces de carrera, no políticos-. Ni han desaparecido 5.000 papeletas, ni se han escrutado 100 mesas sin registro de votantes, entre otras afirmaciones categóricas y falsas que realizó el candidato del PAC.
Ottón Solís amenazó a Oscar Arias: "Si no me das la razón en este tema, olvídate de recibir mi apoyo para nada cuando gobiernes". Así sonó ese inquisitorial: "Si no nos ponemos de acuerdo en ésto, ¿en qué nos vamos a poner de acuerdo?". Arias, muy fino, ya ha dicho que las reclamaciones del PAC competen al TSE que es un órgano independiente y el que el PLN secunde o no la propuesta del PAC es irrelevante. No se puede aceptar el chantaje.
Pero lo peor de todo fue la amenaza, recubierta de amor a la democracia, que virtió Solís a todos los costarricenses: "La paz y la tranquilidad social de Costa Rica están en juego". Muy fuerte se tiene que sentir Ottón para afirmar que si el TSE no acepta su petición y si las elecciones se resuelven en un modo que no se ajuste a los esquemas del PAC y los grupos que lo apoyan en este particular, la gente se podría echar a la calle.
Se mascaba un aire de violencia en las contenidas y nerviosas, a la vez que amenazantes, palabras de Solís anoche. A mi me sorprendió verlo nervioso. Titubeando en la lectura. En campaña nunca estuvo así Ottón. Costa Rica no puede sentirse a estas alturas de su democracia amenzada con la sombra de la duda que ciertos señores, crecidos ante la inesperada avalancha de votos recibida, pretenden sembrar sobre las instituciones.
No, amigos, Costa Rica no se merece esto.
Solís amenazó al TSE de forma velada y sibilina. Habló de una serie de anomalías que fueron una a una desmentidas por uno de los magistrados del TSE -recordemos que los magistrados, son jueces de carrera, no políticos-. Ni han desaparecido 5.000 papeletas, ni se han escrutado 100 mesas sin registro de votantes, entre otras afirmaciones categóricas y falsas que realizó el candidato del PAC.
Ottón Solís amenazó a Oscar Arias: "Si no me das la razón en este tema, olvídate de recibir mi apoyo para nada cuando gobiernes". Así sonó ese inquisitorial: "Si no nos ponemos de acuerdo en ésto, ¿en qué nos vamos a poner de acuerdo?". Arias, muy fino, ya ha dicho que las reclamaciones del PAC competen al TSE que es un órgano independiente y el que el PLN secunde o no la propuesta del PAC es irrelevante. No se puede aceptar el chantaje.
Pero lo peor de todo fue la amenaza, recubierta de amor a la democracia, que virtió Solís a todos los costarricenses: "La paz y la tranquilidad social de Costa Rica están en juego". Muy fuerte se tiene que sentir Ottón para afirmar que si el TSE no acepta su petición y si las elecciones se resuelven en un modo que no se ajuste a los esquemas del PAC y los grupos que lo apoyan en este particular, la gente se podría echar a la calle.
Se mascaba un aire de violencia en las contenidas y nerviosas, a la vez que amenazantes, palabras de Solís anoche. A mi me sorprendió verlo nervioso. Titubeando en la lectura. En campaña nunca estuvo así Ottón. Costa Rica no puede sentirse a estas alturas de su democracia amenzada con la sombra de la duda que ciertos señores, crecidos ante la inesperada avalancha de votos recibida, pretenden sembrar sobre las instituciones.
No, amigos, Costa Rica no se merece esto.
20 de febrero de 2006
Espacio Iberoamerica, nueva apuesta en Tercera Via
A raíz del importante número de visitas que Tercera Via recibe por parte de personas de todo el continente americano y principalmente de América Latina, se abre en Tercera Vía (www.terceravia.com) un nuevo foro destinado a debatir sobre la realidad política y económica de estas latitudes: Espacio Iberoamérica.
Este foro pretende ser nexo de unión entre los blogueros y foristas españoles con los de Iberoamérica.
Tercera Vía es un foro de opinión libre creado con la idea de albergar todos los puntos de vista, sean de la tendencia política que sean. Siendo un lugar que se ha consolidado como uno de los pocos foros partidarios y en el que se puede discutir sobre ideas sin ataques personales. Creemos que pensamiento único no es compatible con la libertad que nos proporciona la Red.
Quedan todos invitados a compartir sus ideas y a ilustrarnos a los demás con su información o sus puntos de vista.
Este foro pretende ser nexo de unión entre los blogueros y foristas españoles con los de Iberoamérica.
Tercera Vía es un foro de opinión libre creado con la idea de albergar todos los puntos de vista, sean de la tendencia política que sean. Siendo un lugar que se ha consolidado como uno de los pocos foros partidarios y en el que se puede discutir sobre ideas sin ataques personales. Creemos que pensamiento único no es compatible con la libertad que nos proporciona la Red.
Quedan todos invitados a compartir sus ideas y a ilustrarnos a los demás con su información o sus puntos de vista.
16 de febrero de 2006
Experimentos de dudosa eficacia
Hace unas semanas, antes de que se produjeran las elecciones en Costa Rica, un bloguero tico escribió que Latinoamérica estaba dando un vuelco hacia la izquierda y pedía que Costa Rica se sumase al cambio y votase por Ottón Solís, el cual se siente heredero de la verdadera socialdemocracia costarricense, si bien su programa electoral, en mi opinión está más a la izquierda. Este tipo de comentarios más o menos afortunados incluyen en el mismo saco a la chilena Bachelet y al venezolano Chávez, pero poco tienen en común soluciones socialdemócratas de Tercera Vía como la de Chile –por otra parte ya en el poder antes de la Bachelet- con los movimientos neo-guevarianos de Venezuela o Bolivia. Así, otro bloguero calificó a la nueva hornada de discípulos de Fidel Castro como “experimentos de dudosa eficacia”.
En España se leen fuertes comentarios contra los líderes de Venezuela, Cuba y Bolivia y se realizan conjeturas sobre cómo llegaron al poder Chávez y Morales, pero sobre todo se critica al gobierno de Rodríguez por su apoyo a este tipo de “experimentos”. Se desconoce en la Madre Patria en general el panorama de América Latina y parece que fue un capricho del pueblo el que se produzcan los “experimentos”.
En este sentido y formulo una serie de causas, movilizadores y programas a partir de los cuales estos “experimentos” se están dando:
1. Hacen su aparición como consecuencia de crisis institucionales, en la mayor parte de los casos, originadas por la corrupción política. Las democracias no siempre han sido la solución a las fuertes disparidades sociales existentes en estos países y muchas de ellas han contado con la única alternativa política de oligarquías económicas y políticas corruptas y que se han dedicado a ensanchar más la brecha social.
2. Son movimientos populistas. Se adueñan de la voz del pueblo al que arengan con discursos radicalizados con los que la masa se identifica. Ofrecen una salida al pueblo que tiene poco que perder, se asemejan, en cierta medida a nuevas religiones a la que los menos favorecidos se abrazan al no tener mayores esperanzas. Sus líderes tienen el discurso que quieren dar tan asumido que sus respuestas nos parecen espontáneas, pero todo forma parte de un estudiado marketing.
3. Atacan duramente a los EE UU como el enemigo a batir y causante de los males del pueblo. En cierta medida el papel de los EE UU ha sido muy nefasto en el continente en donde han apoyado a distintas dictaduras y a gobiernos corruptos a cambio de tener una fuerte influencia sobre estos países.
4. Sus programas económicos son aislacionistas: nacionalización de empresas, rechazo a los tratados de libre comercio, cierre de puertas a la inversión extranjera, etc. Aunque se habla de una “unión latinoamericana” que revive el viejo sueño del Ernesto Guevara de una América Latina socialista.
Para colmo estos "experimentos" cuentan ahora con la "solidaridad" de los petrodólares venezolanos, que ya no se encargan de realizar más inversiones en territorio propio dado que Chávez ha consolidado su hegemonía y busca más aliados en el continente. Así, Chávez ha prestado dinero a un Kichner en apuros o al socialista uruguayo Tabaré Vázquez, amén de las aportaciones de campaña que prodiga en cualquier escenario pre-electoral latino.
En España se leen fuertes comentarios contra los líderes de Venezuela, Cuba y Bolivia y se realizan conjeturas sobre cómo llegaron al poder Chávez y Morales, pero sobre todo se critica al gobierno de Rodríguez por su apoyo a este tipo de “experimentos”. Se desconoce en la Madre Patria en general el panorama de América Latina y parece que fue un capricho del pueblo el que se produzcan los “experimentos”.
En este sentido y formulo una serie de causas, movilizadores y programas a partir de los cuales estos “experimentos” se están dando:
1. Hacen su aparición como consecuencia de crisis institucionales, en la mayor parte de los casos, originadas por la corrupción política. Las democracias no siempre han sido la solución a las fuertes disparidades sociales existentes en estos países y muchas de ellas han contado con la única alternativa política de oligarquías económicas y políticas corruptas y que se han dedicado a ensanchar más la brecha social.
2. Son movimientos populistas. Se adueñan de la voz del pueblo al que arengan con discursos radicalizados con los que la masa se identifica. Ofrecen una salida al pueblo que tiene poco que perder, se asemejan, en cierta medida a nuevas religiones a la que los menos favorecidos se abrazan al no tener mayores esperanzas. Sus líderes tienen el discurso que quieren dar tan asumido que sus respuestas nos parecen espontáneas, pero todo forma parte de un estudiado marketing.
3. Atacan duramente a los EE UU como el enemigo a batir y causante de los males del pueblo. En cierta medida el papel de los EE UU ha sido muy nefasto en el continente en donde han apoyado a distintas dictaduras y a gobiernos corruptos a cambio de tener una fuerte influencia sobre estos países.
4. Sus programas económicos son aislacionistas: nacionalización de empresas, rechazo a los tratados de libre comercio, cierre de puertas a la inversión extranjera, etc. Aunque se habla de una “unión latinoamericana” que revive el viejo sueño del Ernesto Guevara de una América Latina socialista.
Para colmo estos "experimentos" cuentan ahora con la "solidaridad" de los petrodólares venezolanos, que ya no se encargan de realizar más inversiones en territorio propio dado que Chávez ha consolidado su hegemonía y busca más aliados en el continente. Así, Chávez ha prestado dinero a un Kichner en apuros o al socialista uruguayo Tabaré Vázquez, amén de las aportaciones de campaña que prodiga en cualquier escenario pre-electoral latino.
11 de febrero de 2006
America Latina aliado natural de España
Después de haber escrito mucho acerca del decreciente peso de España en Latinoamérica, sin duda, nuestro aliado internacional natural, considero la posición de mi Patria en el concierto mundial, después de los acontecimientos más recientes.
En primer lugar quiero poner de manifiesto la “fijación” de la diplomacia española por su vínculos especiales con tres países que, ni mucho menos, son países influyentes en lo político o lo económico en el panorama internacional: Marruecos, Cuba y Venezuela.
Marruecos, con el que nos unen, amén de una Historia llena de enfrentamientos, las fronteras de Ceuta y Melilla, es el país islámico más cercano a Europa Occidental, quizá sea este el motivo de nuestro creciente interés por incorporarlo al plano europeo. Recientemente, se han producido sangrientos sucesos en las fronteras de Ceuta y Melilla, en los que se disparó a personas por cometer una falta administrativa: traspasar indebidamente a territorio español. En un escenario de crisis nacional ante la avalancha masiva de subsaharianos que cruzaban Marruecos para “saltar la valla”, el Gobierno español solicita la ayuda del reino alauita para proceder a la expulsión automática de los inmigrantes ilegales. Así se produce la deportación de 73 subsaharianos con las consecuencias humanitarias conocidas. El “escarmiento” parece surtir efecto y frenan en seco los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla.
Como consecuencia del apoyo marroquí, en el que intercedió, parece ser, el Rey Juan Carlos I, nuestra diplomacia, con su Ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, a la cabeza, solicita a la Unión Europea que Marruecos se incorpore a las negociaciones de acceso al mismo nivel que lo está haciendo Turquía. La solicitud de Moratinos no sólo cae en saco roto, sino que la Unión Europea recrimina a la semana siguiente al régimen alauita por los abusos que está cometiendo en el Sahara Occidental y solicita una comisión para conocer la situación del pueblo saharaui.
Marruecos no es, hoy por hoy, un país democrático y sus servicios secretos parecen estar relacionados con los atentados del 11-M. Sin duda, para un Gobierno como el español que presume de ser uno de los más democráticos de Occidente, no es el aliado ideal.
Venezuela vive en un régimen un tanto gris que se mueve entre lo democrático y lo dictatorial. Su Presidente, Hugo Chávez, cuenta con el apoyo de gran parte del ejército y la población, a la que controla al estilo de los emperadores romanos: populismo y demagogia. Chávez es el único aliado del régimen dictatorial cubano. Se ha declarado enemigo de los Estados Unidos. El viejo sueño del guerrillero comunista Ernesto Ché Guevara ha sido resucitado por este atípico caudillo: unir Latinoamérica bajo una bandera socialista.
Los partidos radicales de izquierda de muchos países de América Latina, según diversas fuentes, están siendo patrocinados por Chávez, que cuenta con fuertes recursos económicos procedentes del petróleo que se extrae en Venezuela. Con ese capital acaba de poner en marcha un ambicioso proyecto televisivo vía satélite, Telesur, que pretende difundir la “doctrina” izquierdista por todo el continente. El pueblo venezolano vive entre la fe ciega hacia su líder y la diáspora que ha salido del país hacia otros países y, sobre todo, hacia España y los EE UU.
El Gobierno español ha dado muchas muestras de amistad al caudillo venezolano. Primero se alineó con él en la acusación hacia el exPresidente del Gobierno José María Aznar por su posible apoyo al golpe de Estado sufrido por Chávez en 2003. Una vergüenza nacional en la que los socialistas revelaron secretos oficiales para dar la razón al comandante. A continuación se ofrecieron contratos para la venta de material destinado al ejército venezolano, el cual, por cierto, participó en el desfile del Día de la Hispanidad en Madrid. Ambos acontecimientos han sido muy mal recibidos por la diplomacia estadounidense que considera a Chávez una amenaza.
El tercer país beneficiado de la diplomacia española es Cuba. El pueblo cubano vive en la más absoluta miseria y sus niveles de desarrollo humano han caído desde el año 1955 hasta hoy en todos los aspectos. La dictadura de Fidel Castro, empeñada en su enfrentamiento con los EE UU, sufre el embargo de la primera potencia, un embargo que es utilizado en Cuba como una poderosa arma propagandística.
A pesar de los esfuerzos de la Administración Clinton por acercar posturas con el dictador cubano, no se consiguió más que acentuar la posición de Fidel que impidió el levantamiento del embargo. Esta situación ha sido duramente criticada por el Gobierno español desde que Rodríguez alcanzase el poder, siendo todo muestras de buena sintonía con el dictador. El punto culminante fue la aprobación de un texto en la Cumbre Iberoamericana, celebrada en Salamanca, de condena al embargo estadounidense, lo cual tampoco fue bien visto por el Gobierno norteamericano.
En definitiva, una serie de esfuerzos diplomáticos mal encaminados y poco adecuados con dos países cuya democracia es más que dudosa y un tercero en dictadura, de izquierdas pero régimen totalitario al fin y al cabo. Un alineamiento con la izquierda radical que no está siendo la mejor carta de presentación de nuestra diplomacia. Y un apoyo desmesurado a un reino que comete graves atentados contra los derechos humanos y que España pretende incorporar a la Europa Unida.
En Europa la posición de España se ha modificado con la victoria socialista. Hemos pasado del triángulo Reino Unido - Italia – España a seguir fielmente los dictados del eje franco-alemán. Curiosamente Francia y Alemania siempre fueron dos de los países más beligerantes con la España en declive del felipismo, cuando aquellos famosos requisitos de entrada de Maastrich. Ahora los que no cumplen los requisitos y se encuentran en plena crisis económica desde hace más de cuatro años son ellos.
Tanto Francia como Alemania han sido los dos países europeos más reacios a la intervención de EE UU en Irak. Lógico el tema de Francia que es un país que, como la mayoría de las grandes potencias, mezcla los intereses de sus multinacionales con los del Estado. Las empresas petroleras francesas eran las principales perjudicadas con la entrada de EE UU a Irak, como lo ha venido a demostrar el informe de la ONU sobre la corrupción en el programa Petróleo por Alimentos.
Continuando con Irak, la retirada de las tropas españolas, tan cacareada por el Presidente Rodríguez, supuso un varapalo para nuestra diplomacia que dejaba a otros 52 países con tropas desplegadas, incluyendo los contingentes centroamericanos bajo órdenes de nuestra Armada. EE UU entendió que España se plegaba a los intereses de los terroristas después del atentado que aupó al Gobierno de Rodríguez.
El distanciamiento con los EE UU ha sido la principal estrategia política de la diplomacia española desde en inicio de la legislatura. A la salida de las tropas de Irak de forma precipitada y a bombo y platillo, la cual venía precedida del descortés acto de Rodríguez al no levantarse ante la bandera gringa en el desfile del 12 de octubre de 2003, le siguió el apoyo a la candidatura del demócrata Kerry.
Nuestro actual Gobierno se ha caracterizado por entrometerse en las elecciones nacionales de diversos países teóricamente aliados, uno de los más graves errores que se pueden cometer en materia de política internacional. Así Rodríguez mostraba, seguro de su victoria, su apoyo a John Kerry y las elecciones norteamericanas de dieron un varapalo. No contento con eso, en las recientes elecciones alemanas, tras conocerse los resultados provisionales, el Presidente del Gobierno felicitó a Schröder y ante la pírrica victoria de Angela Merkel la llamó “fracasada”. Un gesto que le valió la crítica de personajes tan moderados como Antonio Durán y Lleida. Hoy la “fracasada” es jefa del Gobierno alemán.
Pero si algo ha caracterizado al Gobierno de Rodríguez es su idea de convertirse en Premio Nobel de la Paz mediante la promoción de la denominada Alianza de Civilizaciones. Este delirio de grandeza a cuenta de los Presupuestos Generales del Estado es una entelequia en la que nadie cree. Algunos países han suscrito la idea para obtener ventajas del Estado español, pero la gran mayoría de las naciones no han respaldado la idea o lo han hecho de forma testimonial.
El grandilocuente invento provoca incredulidad e incluso hilaridad entre propios y extraños. Pero nuestra diplomacia tiene como una de sus principales tareas difundir el mensaje. No corren buenos tiempos para la influencia de España en el exterior como para que cale la ocurrencia.
Estamos asistiendo en el mundo a un marco político diferente, enrarecido, complejo. Los EE UU están asistiendo a la caída de su influencia, solidificada con la caída del Muro de Berlín a principios de los noventa, debido al ensimismamiento de su líder George W. Bush. En este momento se observa cómo ya comienzan a ser relativamente numerosos los países que dan la espalada al Imperio Estadounidense en distintos escenarios.
En donde la decadencia del vigor estadounidense más mella está haciendo es en América Latina. Comprobamos cómo las dictaduras cubana y venezolana extienden su influencia en Brasil, Argentina, Nicaragua y Bolivia, ésta última pronto caerá en un gobierno populista semidictatorial de izquierdas, similar al de Venezuela. En la Cumbre de las Américas estamos asistiendo a un espectáculo tremendo, en el que los líderes dictatoriales campan a sus anchas por Argentina y aglutinan el odio antigringo desde los movimientos antiglobalización hasta los indígenas americanos, que reclaman las tierras que perdieron en el siglo XVI (Ver serie El choque de culturas).
Ante este panorama que para España supondría una clara oportunidad de recuperar el terreno perdido, la posición del Gobierno Rodríguez está siendo la de alinearse con el radicalismo de izquierdas en una actitud casi de gregarismo. En Latinoamérica existen muchos países en los cuales preocupa el nacimiento de movimientos de extrema izquierda apoyados por gobiernos extranjeros. Muchas naciones necesitan de una consolidación clara de su democracia ante el surgimiento del populismo que se abre paso y amenaza con una nueva oleada de dictablandas esta vez de izquierdas.
Sin embargo, España no es capaz de dar respuesta a esta demanda latente. Es incapaz de recuperar el liderazgo y está poniendo en serio peligro la fortaleza de las multinacionales instaladas en América Latina, las cuales han dotado de fuertes infraestructuras a muchos países y colaborado en la estabilidad económica de la región.
España debe aportar a estos países en vías de desarrollo su experiencia en dos temas fundamentales. Primero el paso de un sistema autocrático dictatorial a una democracia abierta y moderna. Segundo la recuperación económica basada en los ideales de la economía social, frente al liberalismo implacable que ha venido promoviendo EE UU en la zona.
La tarea es inmensa y España debe aprovechar su oportunidad dejando claro que apoya la democracia y los valores de estado de derecho. Estableciendo fuertes lazos con TODOS los países de Latinoamérica, necesitados de nuevas referencias en el marco internacional. En Latinoamérica se encuentra nuestra fortaleza como potencia mundial y nuestros mejores aliados son aquellos con los que compartimos lengua, historia y tradiciones. Al fin y al cabo son países hermanos.
En primer lugar quiero poner de manifiesto la “fijación” de la diplomacia española por su vínculos especiales con tres países que, ni mucho menos, son países influyentes en lo político o lo económico en el panorama internacional: Marruecos, Cuba y Venezuela.
Marruecos, con el que nos unen, amén de una Historia llena de enfrentamientos, las fronteras de Ceuta y Melilla, es el país islámico más cercano a Europa Occidental, quizá sea este el motivo de nuestro creciente interés por incorporarlo al plano europeo. Recientemente, se han producido sangrientos sucesos en las fronteras de Ceuta y Melilla, en los que se disparó a personas por cometer una falta administrativa: traspasar indebidamente a territorio español. En un escenario de crisis nacional ante la avalancha masiva de subsaharianos que cruzaban Marruecos para “saltar la valla”, el Gobierno español solicita la ayuda del reino alauita para proceder a la expulsión automática de los inmigrantes ilegales. Así se produce la deportación de 73 subsaharianos con las consecuencias humanitarias conocidas. El “escarmiento” parece surtir efecto y frenan en seco los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla.
Como consecuencia del apoyo marroquí, en el que intercedió, parece ser, el Rey Juan Carlos I, nuestra diplomacia, con su Ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, a la cabeza, solicita a la Unión Europea que Marruecos se incorpore a las negociaciones de acceso al mismo nivel que lo está haciendo Turquía. La solicitud de Moratinos no sólo cae en saco roto, sino que la Unión Europea recrimina a la semana siguiente al régimen alauita por los abusos que está cometiendo en el Sahara Occidental y solicita una comisión para conocer la situación del pueblo saharaui.
Marruecos no es, hoy por hoy, un país democrático y sus servicios secretos parecen estar relacionados con los atentados del 11-M. Sin duda, para un Gobierno como el español que presume de ser uno de los más democráticos de Occidente, no es el aliado ideal.
Venezuela vive en un régimen un tanto gris que se mueve entre lo democrático y lo dictatorial. Su Presidente, Hugo Chávez, cuenta con el apoyo de gran parte del ejército y la población, a la que controla al estilo de los emperadores romanos: populismo y demagogia. Chávez es el único aliado del régimen dictatorial cubano. Se ha declarado enemigo de los Estados Unidos. El viejo sueño del guerrillero comunista Ernesto Ché Guevara ha sido resucitado por este atípico caudillo: unir Latinoamérica bajo una bandera socialista.
Los partidos radicales de izquierda de muchos países de América Latina, según diversas fuentes, están siendo patrocinados por Chávez, que cuenta con fuertes recursos económicos procedentes del petróleo que se extrae en Venezuela. Con ese capital acaba de poner en marcha un ambicioso proyecto televisivo vía satélite, Telesur, que pretende difundir la “doctrina” izquierdista por todo el continente. El pueblo venezolano vive entre la fe ciega hacia su líder y la diáspora que ha salido del país hacia otros países y, sobre todo, hacia España y los EE UU.
El Gobierno español ha dado muchas muestras de amistad al caudillo venezolano. Primero se alineó con él en la acusación hacia el exPresidente del Gobierno José María Aznar por su posible apoyo al golpe de Estado sufrido por Chávez en 2003. Una vergüenza nacional en la que los socialistas revelaron secretos oficiales para dar la razón al comandante. A continuación se ofrecieron contratos para la venta de material destinado al ejército venezolano, el cual, por cierto, participó en el desfile del Día de la Hispanidad en Madrid. Ambos acontecimientos han sido muy mal recibidos por la diplomacia estadounidense que considera a Chávez una amenaza.
El tercer país beneficiado de la diplomacia española es Cuba. El pueblo cubano vive en la más absoluta miseria y sus niveles de desarrollo humano han caído desde el año 1955 hasta hoy en todos los aspectos. La dictadura de Fidel Castro, empeñada en su enfrentamiento con los EE UU, sufre el embargo de la primera potencia, un embargo que es utilizado en Cuba como una poderosa arma propagandística.
A pesar de los esfuerzos de la Administración Clinton por acercar posturas con el dictador cubano, no se consiguió más que acentuar la posición de Fidel que impidió el levantamiento del embargo. Esta situación ha sido duramente criticada por el Gobierno español desde que Rodríguez alcanzase el poder, siendo todo muestras de buena sintonía con el dictador. El punto culminante fue la aprobación de un texto en la Cumbre Iberoamericana, celebrada en Salamanca, de condena al embargo estadounidense, lo cual tampoco fue bien visto por el Gobierno norteamericano.
En definitiva, una serie de esfuerzos diplomáticos mal encaminados y poco adecuados con dos países cuya democracia es más que dudosa y un tercero en dictadura, de izquierdas pero régimen totalitario al fin y al cabo. Un alineamiento con la izquierda radical que no está siendo la mejor carta de presentación de nuestra diplomacia. Y un apoyo desmesurado a un reino que comete graves atentados contra los derechos humanos y que España pretende incorporar a la Europa Unida.
En Europa la posición de España se ha modificado con la victoria socialista. Hemos pasado del triángulo Reino Unido - Italia – España a seguir fielmente los dictados del eje franco-alemán. Curiosamente Francia y Alemania siempre fueron dos de los países más beligerantes con la España en declive del felipismo, cuando aquellos famosos requisitos de entrada de Maastrich. Ahora los que no cumplen los requisitos y se encuentran en plena crisis económica desde hace más de cuatro años son ellos.
Tanto Francia como Alemania han sido los dos países europeos más reacios a la intervención de EE UU en Irak. Lógico el tema de Francia que es un país que, como la mayoría de las grandes potencias, mezcla los intereses de sus multinacionales con los del Estado. Las empresas petroleras francesas eran las principales perjudicadas con la entrada de EE UU a Irak, como lo ha venido a demostrar el informe de la ONU sobre la corrupción en el programa Petróleo por Alimentos.
Continuando con Irak, la retirada de las tropas españolas, tan cacareada por el Presidente Rodríguez, supuso un varapalo para nuestra diplomacia que dejaba a otros 52 países con tropas desplegadas, incluyendo los contingentes centroamericanos bajo órdenes de nuestra Armada. EE UU entendió que España se plegaba a los intereses de los terroristas después del atentado que aupó al Gobierno de Rodríguez.
El distanciamiento con los EE UU ha sido la principal estrategia política de la diplomacia española desde en inicio de la legislatura. A la salida de las tropas de Irak de forma precipitada y a bombo y platillo, la cual venía precedida del descortés acto de Rodríguez al no levantarse ante la bandera gringa en el desfile del 12 de octubre de 2003, le siguió el apoyo a la candidatura del demócrata Kerry.
Nuestro actual Gobierno se ha caracterizado por entrometerse en las elecciones nacionales de diversos países teóricamente aliados, uno de los más graves errores que se pueden cometer en materia de política internacional. Así Rodríguez mostraba, seguro de su victoria, su apoyo a John Kerry y las elecciones norteamericanas de dieron un varapalo. No contento con eso, en las recientes elecciones alemanas, tras conocerse los resultados provisionales, el Presidente del Gobierno felicitó a Schröder y ante la pírrica victoria de Angela Merkel la llamó “fracasada”. Un gesto que le valió la crítica de personajes tan moderados como Antonio Durán y Lleida. Hoy la “fracasada” es jefa del Gobierno alemán.
Pero si algo ha caracterizado al Gobierno de Rodríguez es su idea de convertirse en Premio Nobel de la Paz mediante la promoción de la denominada Alianza de Civilizaciones. Este delirio de grandeza a cuenta de los Presupuestos Generales del Estado es una entelequia en la que nadie cree. Algunos países han suscrito la idea para obtener ventajas del Estado español, pero la gran mayoría de las naciones no han respaldado la idea o lo han hecho de forma testimonial.
El grandilocuente invento provoca incredulidad e incluso hilaridad entre propios y extraños. Pero nuestra diplomacia tiene como una de sus principales tareas difundir el mensaje. No corren buenos tiempos para la influencia de España en el exterior como para que cale la ocurrencia.
Estamos asistiendo en el mundo a un marco político diferente, enrarecido, complejo. Los EE UU están asistiendo a la caída de su influencia, solidificada con la caída del Muro de Berlín a principios de los noventa, debido al ensimismamiento de su líder George W. Bush. En este momento se observa cómo ya comienzan a ser relativamente numerosos los países que dan la espalada al Imperio Estadounidense en distintos escenarios.
En donde la decadencia del vigor estadounidense más mella está haciendo es en América Latina. Comprobamos cómo las dictaduras cubana y venezolana extienden su influencia en Brasil, Argentina, Nicaragua y Bolivia, ésta última pronto caerá en un gobierno populista semidictatorial de izquierdas, similar al de Venezuela. En la Cumbre de las Américas estamos asistiendo a un espectáculo tremendo, en el que los líderes dictatoriales campan a sus anchas por Argentina y aglutinan el odio antigringo desde los movimientos antiglobalización hasta los indígenas americanos, que reclaman las tierras que perdieron en el siglo XVI (Ver serie El choque de culturas).
Ante este panorama que para España supondría una clara oportunidad de recuperar el terreno perdido, la posición del Gobierno Rodríguez está siendo la de alinearse con el radicalismo de izquierdas en una actitud casi de gregarismo. En Latinoamérica existen muchos países en los cuales preocupa el nacimiento de movimientos de extrema izquierda apoyados por gobiernos extranjeros. Muchas naciones necesitan de una consolidación clara de su democracia ante el surgimiento del populismo que se abre paso y amenaza con una nueva oleada de dictablandas esta vez de izquierdas.
Sin embargo, España no es capaz de dar respuesta a esta demanda latente. Es incapaz de recuperar el liderazgo y está poniendo en serio peligro la fortaleza de las multinacionales instaladas en América Latina, las cuales han dotado de fuertes infraestructuras a muchos países y colaborado en la estabilidad económica de la región.
España debe aportar a estos países en vías de desarrollo su experiencia en dos temas fundamentales. Primero el paso de un sistema autocrático dictatorial a una democracia abierta y moderna. Segundo la recuperación económica basada en los ideales de la economía social, frente al liberalismo implacable que ha venido promoviendo EE UU en la zona.
La tarea es inmensa y España debe aprovechar su oportunidad dejando claro que apoya la democracia y los valores de estado de derecho. Estableciendo fuertes lazos con TODOS los países de Latinoamérica, necesitados de nuevas referencias en el marco internacional. En Latinoamérica se encuentra nuestra fortaleza como potencia mundial y nuestros mejores aliados son aquellos con los que compartimos lengua, historia y tradiciones. Al fin y al cabo son países hermanos.
El debate sobre la Monarquia en España
Seguramente el revuelo formado con la propuesta de Estatuto/Constitución de Cataluña, hace que no sea lo más recomendable abrir ahora un debate sobre la continuidad del sistema político de monarquía parlamentaria existente en España. Sin embargo, al entrelazarse el nacimiento de la nieta de don Juan Carlos con los acontecimientos políticos, no podemos obviar unos comentarios, dado que antes o después el debate se abrirá en la sociedad española.
Mi primer comentario va destinado a todos aquellos que tienen un mal entendido temor por el término república, que viene a definir el más antiguo de los modelos de democracia, existente ya en tiempos de la Antigua Grecia. Salvando las distancias. Hoy ya no se entiende la antigua terminología postfranquista, dilatada en el tiempo tras el pretendido golpe de Estado de 1981, que designaba como republicanos a los contrarios a los designios del dictador, ni mucho menos. A mi juicio, hoy en día en todo el arco parlamentario español existen, en mayor o menor medida, republicanos. Por tanto, el término republicano, aunque no guste en ciertos ambientes, ha dejado de tener los tintes stalinistas y peyorativos de épocas pasadas.
Por otro lado es cierto que el papel histórico de la monarquía en nuestro país ha sido fundamental como unificador de la Patria. Desde los Reyes Católicos, pioneros en la unificación y creación de lo que hoy entendemos por España, hasta el desatinado e indolente Fernando VII El Desedado, que acabó siendo un fraude pero su figura unió a los españoles frente a la invasión napoleónica. Otra cosa bien distinta es que aquellos reyes vivían situaciones bien distintas, al ser sus gobiernos fruto de la monarquía absoluta, lo cual les permitía soportar todo el poder del Estado. En la actualidad el concepto de monarquía parlamentaria está muy lejos de otorgar ningún papel en la división de poderes al rey, siendo su figura meramente representativa.
A continuación quiero poner de manifiesto la gran distancia que existe entre el sentimiento monárquico de los españoles y el denominado juancarlista. Sin lugar a dudas la figura de nuestro actual rey, don Juan Carlos I, despierta un fuerte nexo de unión entre todos los españoles. Su papel a lo largo de la Transición fue clave y su intervención en el fallido golpe de Estado en los inicios de los 80, le ha valido el respeto absoluto de toda la sociedad española. Dicho en términos coloquiales “se ha ganado el puesto”.
Nuestros actuales reyes se “ganan el puesto” casi a diario, dado que su fuerte carisma, cincelado por una disciplina férrea y el apego a las tradiciones, principalmente por parte de doña Sofía, les han convertido en la mejor imagen que España proyecta hacia el exterior. Esta imagen es especialmente envidiada en Hispanoamérica en donde los reyes de España son amados y respetados por todo el pueblo de nuestros países hermanos.
Ahora bien, salvo que los acontecimientos que se están desarrollando en España, con motivo de la excesiva debilidad institucional en el plano nacional e internacional que está demostrando el actual Gobierno, se tornen amenazantes, el papel de la Corona será cada día menos importante. Y será de menor calado aún cuando se produzca el cambio, bien por abdicación de don Juan Carlos o por sucesión natural, pasando don Felipe a ocupar la corona.
¿Se extinguirá el juancarlismo?. ¿Tienen los Príncipes de Asturias capacidad, no sólo por su formación tan dispar, sino por su liderazgo, para asumir el reto de “ganarse el puesto?. ¿Continuará siendo necesario el papel unificador de la Corona en una democracia madura como la española?. ¿Merece la pena la inversión anual por parte de todos los españoles en la figura de la monarquía?. A todos estos interrogantes hay que sumar la denostada imagen de doña Letizia en muchos sectores de la opinión pública española.
El nacimiento de la infanta Leonor, promete debate. Aunque se quiera ceñir todo al discurso populista y demagógico de la necesidad de eliminar la Ley Sálica, la monarquía podría someterse a plebiscito en breve. Hablo de discurso populista y demagógico porque se habla de “equipar la Constitución a los tiempos que corren”, que argumentó don Felipe de Borbón a los minutos del nacimiento de su hija, pero ¿qué ocurre con la Infanta Elena, postergada por la misma ley que se quiere modificar ahora a bombo y platillo?.
Sin lugar a dudas el debate está latente y su reapertura será encarnizada en los próximos años. Se admiten opiniones.
Mi primer comentario va destinado a todos aquellos que tienen un mal entendido temor por el término república, que viene a definir el más antiguo de los modelos de democracia, existente ya en tiempos de la Antigua Grecia. Salvando las distancias. Hoy ya no se entiende la antigua terminología postfranquista, dilatada en el tiempo tras el pretendido golpe de Estado de 1981, que designaba como republicanos a los contrarios a los designios del dictador, ni mucho menos. A mi juicio, hoy en día en todo el arco parlamentario español existen, en mayor o menor medida, republicanos. Por tanto, el término republicano, aunque no guste en ciertos ambientes, ha dejado de tener los tintes stalinistas y peyorativos de épocas pasadas.
Por otro lado es cierto que el papel histórico de la monarquía en nuestro país ha sido fundamental como unificador de la Patria. Desde los Reyes Católicos, pioneros en la unificación y creación de lo que hoy entendemos por España, hasta el desatinado e indolente Fernando VII El Desedado, que acabó siendo un fraude pero su figura unió a los españoles frente a la invasión napoleónica. Otra cosa bien distinta es que aquellos reyes vivían situaciones bien distintas, al ser sus gobiernos fruto de la monarquía absoluta, lo cual les permitía soportar todo el poder del Estado. En la actualidad el concepto de monarquía parlamentaria está muy lejos de otorgar ningún papel en la división de poderes al rey, siendo su figura meramente representativa.
A continuación quiero poner de manifiesto la gran distancia que existe entre el sentimiento monárquico de los españoles y el denominado juancarlista. Sin lugar a dudas la figura de nuestro actual rey, don Juan Carlos I, despierta un fuerte nexo de unión entre todos los españoles. Su papel a lo largo de la Transición fue clave y su intervención en el fallido golpe de Estado en los inicios de los 80, le ha valido el respeto absoluto de toda la sociedad española. Dicho en términos coloquiales “se ha ganado el puesto”.
Nuestros actuales reyes se “ganan el puesto” casi a diario, dado que su fuerte carisma, cincelado por una disciplina férrea y el apego a las tradiciones, principalmente por parte de doña Sofía, les han convertido en la mejor imagen que España proyecta hacia el exterior. Esta imagen es especialmente envidiada en Hispanoamérica en donde los reyes de España son amados y respetados por todo el pueblo de nuestros países hermanos.
Ahora bien, salvo que los acontecimientos que se están desarrollando en España, con motivo de la excesiva debilidad institucional en el plano nacional e internacional que está demostrando el actual Gobierno, se tornen amenazantes, el papel de la Corona será cada día menos importante. Y será de menor calado aún cuando se produzca el cambio, bien por abdicación de don Juan Carlos o por sucesión natural, pasando don Felipe a ocupar la corona.
¿Se extinguirá el juancarlismo?. ¿Tienen los Príncipes de Asturias capacidad, no sólo por su formación tan dispar, sino por su liderazgo, para asumir el reto de “ganarse el puesto?. ¿Continuará siendo necesario el papel unificador de la Corona en una democracia madura como la española?. ¿Merece la pena la inversión anual por parte de todos los españoles en la figura de la monarquía?. A todos estos interrogantes hay que sumar la denostada imagen de doña Letizia en muchos sectores de la opinión pública española.
El nacimiento de la infanta Leonor, promete debate. Aunque se quiera ceñir todo al discurso populista y demagógico de la necesidad de eliminar la Ley Sálica, la monarquía podría someterse a plebiscito en breve. Hablo de discurso populista y demagógico porque se habla de “equipar la Constitución a los tiempos que corren”, que argumentó don Felipe de Borbón a los minutos del nacimiento de su hija, pero ¿qué ocurre con la Infanta Elena, postergada por la misma ley que se quiere modificar ahora a bombo y platillo?.
Sin lugar a dudas el debate está latente y su reapertura será encarnizada en los próximos años. Se admiten opiniones.
10 de febrero de 2006
Las naciones y su competitividad
Hoy los países son como grandes empresas. Salvando las distancias, claro está. Un país, al igual que una empresa, tiene competidores. Pero no competidores desde el punto de vista bélico, eso está muy superado. Aunque de vez en cuando algunos quieran dirimir conflictos fronterizos demostrando su debilidad interna. Un ejemplo un tanto baladí y minúsculo fue el ataque de Marruecos a la isla de Perejil. Ni para Marruecos ni para España significa nada ese peñón en mitad de la nada. Pero a Marruecos aquel incidente le sirvió para desviar la atención de la opinión pública en un momento delicado ante la boda de su monarca.
Un país tiene competidores sobre todo en lo económico. Sobre todo los países en desarrollo. En muchos países de América Latina la competencia por atraer inversiones estadounidenses es feroz. Los países saben que una multinacional instalada en el país significa empleo, exportaciones, impuestos, etc. Las naciones también compiten por colocar sus productos agrícolas en el exterior. Muchos países están librando una batalla en la competencia mundial del turismo. Los países más desarrollados luchan porque sus empresas sean cada día más internacionales y puedan vender sus productos en más mercados con menos trabas arancelarias.
Sin embargo un país no puede luchar en todos los frentes que se le abren. Una nación no puede luchar por atraer empresas extranjeras, incrementar su turismo, aumentar las exportaciones agrícolas, fomentar la internacionalización de las empresas nacionales y a la vez convertirse en un país influyente en la esfera internacional. Cuando digo que no puede luchar por todo eso a la vez no digo que físicamente no pueda hacerlo, el problema viene en la asignación de recursos. Si un Gobierno taciturno piensa que puede invertir en todos esos capítulos sin debilitar a ninguno de ellos, acabará dejando de ser competitivo en casi todos los frentes.
Un país tiene que definir una estrategia y elegir objetivos concretos, mesurables y realistas. Además el Gobierno tiene que cohesionar a todo el país para que todos persigan el mismo objetivo. Lógicamente por el camino hay deserciones y aquellos que dejan de formar parte de los objetivos principales se sentirán arrinconados y querrán boicotear al Gobierno o al país entero si hace falta. Es el precio que hay que pagar.
Hoy vemos en cómo en el mundo hay países que tienen muy claro lo que quieren ser y adónde quieren llegar. Como existe la democracia en casi todos ellos, los que no están de acuerdo, se sienten apartados o simplemente quieren tener más poder tienen oportunidad de cambiar el rumbo cada cierto período de tiempo, mediante las elecciones.
Otras naciones, sin embargo, sobre todo como consecuencia de la falta de cohesión interna, vagan sin rumbo por el mapamundi. Quieren competir en todo, porque quieren contentar internamente a todos. Eso, como podemos entender, es imposible. El Gobierno tiene encomendadas unas atribuciones y no puede huir de ellas. No se puede tener a todo el mundo nadando en el mar de la duda por apaciguar a las minorías, porque al final no se contenta a nadie.
Estas minorías perciben rápidamente que están ante un Gobierno débil, inconsistente, sin ideas y falto de autoridad. Entonces se ponen en marcha. Utilizan todos los medios a su alcance para conseguir sus objetivos y cuando los consiguen, continúan demandando más para sus intereses. Mientras la mayoría ve como el Gobierno que eligió les da de lado. Entonces aparecen las encuestas de popularidad y el gobernante débil toma medidas populistas. Así concluye sin pena ni gloria su legislatura, no sin antes asegurarse mediante un año de despilfarro su reelección o, en su caso, la de su sucesor en el partido.
Un país tiene competidores sobre todo en lo económico. Sobre todo los países en desarrollo. En muchos países de América Latina la competencia por atraer inversiones estadounidenses es feroz. Los países saben que una multinacional instalada en el país significa empleo, exportaciones, impuestos, etc. Las naciones también compiten por colocar sus productos agrícolas en el exterior. Muchos países están librando una batalla en la competencia mundial del turismo. Los países más desarrollados luchan porque sus empresas sean cada día más internacionales y puedan vender sus productos en más mercados con menos trabas arancelarias.
Sin embargo un país no puede luchar en todos los frentes que se le abren. Una nación no puede luchar por atraer empresas extranjeras, incrementar su turismo, aumentar las exportaciones agrícolas, fomentar la internacionalización de las empresas nacionales y a la vez convertirse en un país influyente en la esfera internacional. Cuando digo que no puede luchar por todo eso a la vez no digo que físicamente no pueda hacerlo, el problema viene en la asignación de recursos. Si un Gobierno taciturno piensa que puede invertir en todos esos capítulos sin debilitar a ninguno de ellos, acabará dejando de ser competitivo en casi todos los frentes.
Un país tiene que definir una estrategia y elegir objetivos concretos, mesurables y realistas. Además el Gobierno tiene que cohesionar a todo el país para que todos persigan el mismo objetivo. Lógicamente por el camino hay deserciones y aquellos que dejan de formar parte de los objetivos principales se sentirán arrinconados y querrán boicotear al Gobierno o al país entero si hace falta. Es el precio que hay que pagar.
Hoy vemos en cómo en el mundo hay países que tienen muy claro lo que quieren ser y adónde quieren llegar. Como existe la democracia en casi todos ellos, los que no están de acuerdo, se sienten apartados o simplemente quieren tener más poder tienen oportunidad de cambiar el rumbo cada cierto período de tiempo, mediante las elecciones.
Otras naciones, sin embargo, sobre todo como consecuencia de la falta de cohesión interna, vagan sin rumbo por el mapamundi. Quieren competir en todo, porque quieren contentar internamente a todos. Eso, como podemos entender, es imposible. El Gobierno tiene encomendadas unas atribuciones y no puede huir de ellas. No se puede tener a todo el mundo nadando en el mar de la duda por apaciguar a las minorías, porque al final no se contenta a nadie.
Estas minorías perciben rápidamente que están ante un Gobierno débil, inconsistente, sin ideas y falto de autoridad. Entonces se ponen en marcha. Utilizan todos los medios a su alcance para conseguir sus objetivos y cuando los consiguen, continúan demandando más para sus intereses. Mientras la mayoría ve como el Gobierno que eligió les da de lado. Entonces aparecen las encuestas de popularidad y el gobernante débil toma medidas populistas. Así concluye sin pena ni gloria su legislatura, no sin antes asegurarse mediante un año de despilfarro su reelección o, en su caso, la de su sucesor en el partido.
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