7 de octubre de 2006

El regreso repentino de "nuestro" juez estrella

Hace dos meses me encontraba yo por España y un amigo muy conectado con las altas esferas del poder judicial -no confundir con el CGPJ-, me puso de manifiesto lo sospechoso del regreso a su plaza de titular en la Audiencia Nacional de Baltasar Garzón. No dí mayor importancia al tema, además de que este comentario se inscribió en el marco de las negociaciones Gobierno-ETA.

En efecto, el juez y ex-secretario de estado durante la época de Felipe González, utilizado por este último como maquillaje ante la avalancha de casos de corrupción que se destaparon en la España de la primera mitad de los 90, decidió regresar este verano de su excedencia docente -creo que andaba en EE UU dando clases y facturando al estilo Bill Clinton por dictar conferencias- de forma sorpresiva. De este modo algún advenedizo, que estaba molestando más de la cuenta en ese obscuro cuartel en el que se dilucidan los grandes temas de la política patria, salió de la escena y dejó, por tanto, de molestar.

Ahora Garzón no sólo se está dedicando a poner orden en las autorizaciones de manifestaciones batasunas y otros aspectos referentes al "Proceso de Paz" -¿hubo alguna vez una guerra?-, sino que ha tenido que intervenir en el tema estrella de la Legislatura -el 11M- antes de que se tuerzan las cosas para el Gobierno. Con lo cual el regreso del juez expolítico más polémico de la democracia española resulta más que sospechoso.

La sospecha acerca de la repentina vuelta de Garzón que me transmitió mi amigo ahora se ve clarificada. ¿Es posible que alguien dejé una excedencia de dos años ganando dinero a espuertas para volver al ojo del huracán y a trabajar 16 horas al día por unos 100.000 euros al año?.

Los que me han leído algo saben que yo no soy de los que se despiertan a medianoche pensando en que Rubalcaba estaba al tanto antes que los propios responsables de Interior de la información policial sobre el 11-M durante los días de marras. Tampoco me sobresalta que ETA fuese partícipe o simplemente espectador -de los que brindan con cava por la muerte ajena-. Pero al menos tenía cierta esperanza en que el caso estaba en manos de un órgano independiente, un poder básico de nuestra estructura democrática, inalterable, incorruptible, desvinculado de la dialéctica pepiñoblanquista o jimenezlosantiana. Hoy he despertado de mi sueño.

Garzón ha vuelto a petición del PSOE y desconocemos a cambio de qué, pero sí sabemos por qué y para qué. Tiene gracia que hoy recurra al CGPJ diciendo que su trabajo se está viendo "presionado" o que "se ve sometido a ataques sistemáticos e injustificados, gravemente atentatorios a la independencia del Poder Judicial". ¿Qué independencia, su Señoría?. ¿Acaso no fue Vd. un alto cargo de la Administración durante el anterior mandato del partido que hoy ostenta el poder y que lo consiguió gracias a los atentados terroristas cuya clarificación judicial ahora recae en sus manos?.

¿No resulta absolutamente sospechoso que hoy mismo el dirigente de un país encumbrado tras la muerte de 191 personas a manos del terror pida al principal líder de la oposición "respeto a la Justicia". ¿Qué justicia, señores?. ¿La ley del embudo?. Ahora sí que se les ha visto el plumero.

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